Un tipo sencillo y carismático, como dirían en su tierra, pero sobre todo con un talento extraordinario. Siempre ha habido mucha música, en el pasado y en el presente; siempre ha sido una parte inherente a la naturaleza humana. Pero desde que se convirtió en arte, sólo pocos serán recordados en las diferentes etapas de la humanidad; sólo los que han marcado diferencias importantes en un período o en una generación. En el caso de Fabián “Tweety” González, él representa un resurgimiento de la música pop (entre otros géneros) en español de los ochenta y noventa, con trabajos con Fito Páez, Soda Stereo e Illya Kuriaki and the Valderramas…y obviamente muchos más.
En el marco de la pasada sound:check Xpo y posterior a su participación como ponente de la Conferencia Anual AES América Latina, México 2015, Tweety accedió a charlar acerca de toda esta experiencia que ha acumulado a través de más de dos décadas de trabajo, en las que, de acuerdo a su biografía, se reconoce a sí mismo como un adicto al estudio de grabación. Veamos por qué.
La pasión es el camino
Entusiasmo es algo con lo que ha vivido y con lo que ha trabajado todo el tiempo “Tweety”. Pasión es lo que lo ha llevado a grabar y producir tanto material tan valioso: “Aún hoy me parece mágico el hecho de poder escuchar la música que se grabó unos instantes antes en un pequeño equipo. El día que me di cuenta que se podía hacer eso, me surgió todo este amor por lo que hoy hago como trabajo”, exclama el músico y productor. Y de hecho, según cuenta su madre, la primera palabra que aprendió a decir fue “Phillips”.
En su casa siempre se escuchó mucha música. Su padre tenía un apego especial por las grandes bandas como la de Benny Goodman, aunque en realidad él mismo nunca desarrolló una educación musical muy formal. “Mi educación no fue demasiado académica” recuerda, “pero sí fue muy formadora del oído. No sé si porque estaba muy chiquito, ya que yo estudiaba música desde los cuatro años, pero muy pronto comencé a sacar piezas musicales de oído y también muy pronto aprendí a reconocer en qué tono estaba una u otra canción. Para mí eso nunca fue problema”.
Pero ya el mundo del rock lo estaba esperando. A los seis años le regalaron una compilación de rock argentino y muchas cosas se derivaron de ahí. “A partir de este momento todo sucedió muy natural. Comencé a escuchar este tipo de música y me volví muy fan de Almendra y de Serú Girán”.
Los llamados jam sessions han sido tradicionalmente un momento clave para conocer músicos y formar nuevos proyectos, y en aquella época existía un bar en el centro de Buenos Aires muy concurrido por artistas de gran talento: el Jazz & Pop. Tweety recuerda acerca de esto: “En ese entonces yo estaba estudiando Química en el turno de la noche, así que cuando salía yo me iba desde el colegio hasta San Telmo –lo cual representaba una hora de viaje- donde estaba este bar. Llegaba como a las once de la noche, cuando el ambiente se ponía mejor! Esto me permitió conocer a mucha gente importante del medio que en un momento u otro hacía parada en este bar. Los domingos se hacían jam sessions. Eso era una cosa increíble porque el nivel de ejecución era muy alto; no cualquiera podía subirse a tocar. Creo que eso me motivaba para estudiar duro durante la semana un par de canciones, las cuales tocaba los domingos. Y pues no me fue nada mal, porque ahí mismo fue donde conseguí mi primer trabajo con Celeste Carballo, una artista de jazz-rock muy popular”.
La música justifica los medios
En nuestros días, conseguir equipo es una cuestión de lo más simple, pero en los ochenta uno tenía que recurrir a todo tipo de recursos para poder comprar lo que se necesitaba para hacer música. Tweety lo confirma: “Recuerdo que tenía que verme con un tipo casi a la media noche para hacerle el pedido de lo que necesitaba, pero la verdad valía la pena, porque pienso que eso también fue un elemento que me ayudó a darle un impulso mayor a mi carrera; de verdad yo estaba bien equipado con sintetizadores y otras cosas que difícilmente otro músico tenía”.
Probablemente una de las razones por las cuales era tan complicado conseguir equipo e instrumentos en los ochenta en Argentina era por el hecho de que vivían en una dictadura; sin embargo, por otro lado, esto resultó ser una bendición para el rock en español: “En 1983, cuando terminó la dictadura, se comenzó a presentar un tremendo boom de autores en español. Fue el renacimiento del rock nacional”, comenta Tweety. “Lo que sucedió es que durante la dictadura, la música en inglés estuvo prohibida y todo mundo producía música en español; entonces a partir de 1983 prácticamente ya estaban las condiciones dadas para que sucediera el auge que tuvo el rock en nuestro idioma. Debo decir que mi carrera profesional comenzó precisamente en este año”. Y de ahí a la cima. “Obviamente, comencé a conocer a más gente del medio; me empezaron a recomendar aquí y allá, alguna vez me encontré a Fito Páez en el estudio Panda y todo empezó a despegar por sí solo. ¡He sido muy afortunado!”, exclama Tweety.
Hasta este momento, Tweety era músico. ¿Entonces cómo empezó su labor como productor? La transición hacia la ingeniería fue un proceso muy natural, según relata él mismo: “Alguien se tenía que hacer cargo de las cuestiones técnicas del grupo, por ejemplo al momento de realizar los demos para después pasar a los discos. En estos tiempos fue cuando el MIDI explotó en el ambiente musical y dio la casualidad de que yo lo sabía manejar muy bien. Podía grabar MIDI y en general lo conocía excelentemente, cosa que pocas personas hacían, lo cual me dio una ventaja enorme sobre los demás. Los primeros samplers que hubo en Argentina los hice yo, al igual que los primeros discos que incluían loops; en fin, como que siempre estaba un pelito más adelante de lo que los demás hacían”.
Probablemente fue por esta razón también que desarrolló un sonido distintivo, muy propio.
Al presente Tweety se identifica por ser un productor muy crítico y muy enfocado al detalle. Haciendo una comparación entre las características de la industria en los ochenta, noventa y la de hoy, comenta: “Desafortunadamente hoy los géneros musicales están tan segmentados que ninguno acaba de despegar. Desde mi perspectiva ahora existe mucha mayor oferta que demanda, y lo malo no es tanto eso, sino que la oferta está siendo de muy baja calidad”.
Con esta opinión, que puede causar reacciones diversas, Tweety manifiesta toda la experiencia que ha podido acumular en este tiempo de fructífera carrera, en la que infinidad de bandas han escuchado su opinión para lograr un sonido excepcional, reconocido en toda la región.