Músico, ingeniero de grabación, productor musical y experto en diseño acústico, el japonés Sadaharu Yagi es una referencia en el competido ámbito de la industria musical en Los Ángeles, Estados Unidos. Ha colaborado con Shania Twain, Limp Bizkit, Wyclef Jean y John Mayall, entre otros, y fue ganador del Grammy y Grammy Latino junto a Draco Rosa; ecologista, es también Embajador de Buena Voluntad de su ciudad natal Kitakyushu, y un promotor férreo de arropar a técnicos y artistas para que entreguen música de forma profunda y genuina.
De la batería al diseño acústico y la producción
Sadaharu creció tocando la batería y haciendo covers de sus bandas de rock favoritas junto con sus amigos en Japón. A la postre, esas tardes de tocadas y ensayos más la compra de discos cimentaron el camino hacia la elección de una profesión de vida: “Mi infancia y adolescencia en Japón fue la de un chico de rock tocando la batería en algunas bandas locales. La música siempre ha sido una gran parte de mi vida, algo sin lo que no podría vivir”.
“Comencé como músico, al igual que varios productores e ingenieros. Era baterista, tocaba canciones originales y algunas de artistas conocidos como The Beatles, Eagles, Bon Jovi y de bandas de rock alternativo. Éramos jóvenes y teníamos tanta energía que nos la pasábamos practicando en pequeños estudios de ensayo a bajo costo. Ni yo ni mis amigos éramos súper dotados y ninguna de las bandas con las que toqué fue a ninguna parte, pero todas fueron piezas importantes de mi salvaje vida adolescente de las que tengo grandes recuerdos. A menudo me quedé sin dinero gastándolo en estudios de ensayo o en tiendas de discos donde descubrí una cantidad incontable de artistas y álbumes maravillosos”, recuerda.
“Definitivamente, eso desarrolló mi interés musical no sólo para convertirme en músico, sino también para obtener más información sobre el arte de la grabación. Me hizo entender el sonido desde la perspectiva no sólo del arte, sino también de la ciencia, que es extremadamente importante para hacer grandes discos. Entonces decidí ir a la universidad y me especialicé en Acústica”.
“Actualmente, por otro lado, creo que si eres productor o ingeniero, entender la música desde la perspectiva del músico es algo esencial. No hace falta decir que se debe tener una formación básica y/o buena en varios instrumentos. Gracias a las tecnologías informáticas avanzadas, hacer música ahora se ha vuelto muy fácil, lo hacemos con una computadora portátil, de modo que hay muchos productores jóvenes de computadoras portátiles que sólo saben cómo hacer música en la pantalla de la computadora y por eso siempre les recomiendo que aprendan algunos instrumentos reales si quieren llamarse a sí mismos productores y quieren trabajar con músicos en la liga profesional. También creo que poder tocar instrumentos ayuda a hacer que la música que se haga sea más profunda y genuina”.
Destino y aprendizaje constante: Los Ángeles
Ni Japón, ni Londres. Para Sadaharu, el sitio donde debía satisfacer su anhelo de vivir a tope de la industria musical estaba en la que considera la meca del entretenimiento, la ciudad angelina de la Unión Americana, donde además, por la experiencia de ver y luego participar codo a codo con importantes productores, pudo construir y enriquecer su camino en el uso de técnicas para la grabación y la producción musical.
“Antes de comenzar a ir a la universidad, ya sabía que hacer música en Los Ángeles era lo que debía hacer. Tokio es una ciudad metropolitana con un arte y una cultura vibrantes, y Londres podría ser un centro de la escena musical europea, pero Los Ángeles es la meca de las industrias del entretenimiento en el mundo, así que soñaba con mudarme allá, sin pensar que obtener un permiso de trabajo en los Estados Unidos y aprender un idioma extranjero pudiera ser tan difícil, pero lo logré”.
“Mi carrera en Los Ángeles comenzó en los estudios Mad Dog en Burbank”, rememora Sadaharu. El estudio era propiedad de Dusty Wakeman, quien ha sido productor e ingeniero de varios discos multiplatino y ganadores del Grammy, además de presidente de Mojave Audio, que era una compañía nueva en ese entonces. Recuerdo que experimentaba mucho con mis sesiones de grabación, cambiaba micrófonos habituales por el MA-200 de Mojave, uno de condensador de bulbos de vacío muy versátil que acababa de salir en ese momento. Trabajar en los estudios de Mad Dog me permitió aprender mucho de Dusty, pero también tuve la oportunidad de asistir a sesiones con otros grandes productores como Eddie Kramer, Thom Russo, Lenise Bent y muchos otros, de quienes tuve un aprendizaje invaluable”.
Técnica de microfonía, la base. “Fue sumamente interesante trabajar con tantos productores e ingenieros. Aprendí mucho de ellos sobre las técnicas de microfoneo y otros métodos de grabación. La técnica que aplico varía según el reproductor y el tipo de música. Por ejemplo, para micrófonos aéreos de batería, me gusta usar un par de Coles 4038, cuando quiero centrarme más en una tarola y toms que en platillos. Cuando la batería suena un poco aburrida y oscura, el Mojave MA-200 / 201fet es una gran opción para agregar algo de brillo y nitidez, sin perder el cuerpo. Si no estoy grabando una pista con muchos platillos y necesito capturar un buen equilibrio de todo el kit, elijo un Sony C-100, que es básicamente una versión hermana del Sony C-800G y suena bastante similar. Curiosamente, el micrófono tiene dos diafragmas, que permiten capturar alta frecuencia de hasta 50 KHz. Ese micrófono brinda una imagen estéreo enfocada, muy detallada, sin endurecer en el extremo superior”.
“Aunque la elección de mi micrófono varía según los proyectos, a menudo utilizo algunas configuraciones estándar. Una de ellas es un Shure SM57 con un Royer R-121 en gabinetes de guitarra. La combinación de estos micrófonos funciona muy bien y no he encontrado una mejor. El Royer R-121 es un excelente micrófono de cinta que tiene una articulación fantástica y cubre un amplio rango de frecuencias con un alto SPL, y el SM57 funciona bien para agregar más fuerza al sonido de cuerpo completo capturado por el R-121. En el álbum de Draco Rosa, “Monte Sagrado”, que ganó como Mejor álbum de rock en los Latin Grammy 2019, todas sus guitarras fueron grabadas con estos dos micrófonos”.
Trascender en el arte de la producción musical: “Usa tus oídos más que tus ojos”.
“La industria de la música ha venido luchando para ponerse al día y adaptarse al cambio dramático producido por el desarrollo tecnológico. Los estudios de grabación y las producciones musicales se vieron fuertemente afectados por el cambio. Sin embargo, siento que ahora la gente descubrió cómo manejar el negocio en esas nuevas circunstancias. Están surgiendo muchos estudios nuevos, y otros que habían cerrado en el pasado ahora están reabriendo sus negocios”.
“La tecnología digital ha cambiado no sólo la plataforma de reproducción de música, sino también la forma en que hacemos música. Ahora tenemos muchos complementos y podemos grabar y mezclar música sin usar equipo externo analógico. El desarrollo de calidad de simuladores de amplificador e instrumentos virtuales en los últimos diez o quince años es muy notable. Soy un gran admirador del sonido analógico, pero al mismo tiempo aprecio lo lejos que han llegado los complementos y todas las herramientas digitales”, señala.
“Adopto la tecnología digital, que nos permite en la actualidad realizar muchas tareas que antes demandaban horas, en un minuto. Creo que la clave de la producción musical de hoy es integrar a la perfección las técnicas analógicas con la tecnología digital, entendiendo profundamente los pros y contras de ambos lados”.
“Como todos saben, grabar música ya no es una cosa difícil. Ya sea que ésta se capture con equipos de alta calidad o no, sólo grabar y editar sonidos digitalmente es algo que se puede hacer muy fácil y rápido. Todos pueden programar un ritmo con una computadora portátil. Hoy muchos jóvenes hacen música, en gran medida, basándose en información visual que ofrece la pantalla de la computadora. Sin embargo, la música solía ser tocada o hecha sólo con oídos humanos. Conocer este hecho ayuda mucho a hacer música a un nivel más profundo”, comenta el ingeniero y productor.
“En la historia, ha habido tantos grandes discos de artistas famosos, como Bob Dylan, Jimi Hendrix, Lou Reed, Joy Division y otros, que no se habrían hecho si los ingenieros y productores sólo se hubieran preocupado por el tiempo con cuadrículas o pitch de las voces. Esas obras maestras nacieron gracias a la hermosa imperfección que las emociones humanas generaron de forma espontánea e inesperada. El trabajo de los productores e ingenieros no es únicamente ajustar los sonidos en la computadora, sino guiar a los artistas precisamente para que puedan capturar los momentos impulsivos e invaluables que de repente surgieron de la actuación de los artistas.
Sadaharu Yagi concluye con una reflexión sobre los alcances del trabajo de los profesionales del registro discográfico: “Según cómo se haga, la música puede ser parte del arte intemporal o de una cultura basura que a nadie le importará o recordará en tres años. Mi consejo para los jóvenes es que usen su corazón, más que su cabeza. Usen sus oídos más que sus ojos”.
Entrevista: Nizarindani Sopeña / Redacción: Marisol Pacheco