Ocurrió el 14 de febrero de 2015: el Parque David Ben Gurión, en Pachuca, recibió a Miguel Bosé y a su ejército de seguidores en un ambiente que, más allá de lucir salpicado por el espíritu amoroso del santo Valentín, se encontraba de lo más relajado debido a que Genera Música, el equipo encargado de sostener la producción del espectáculo, mantuvo en la mira todos los detalles que pudieran escapar de su alcance. “Hacer un concierto de Bosé es una gran satisfacción – comenta Adrián de León, uno de los artífices de la empresa, minutos antes de que el show arrancara-; “respetamos su obra porque en este empresa nos caracterizamos por ser unos apasionados de la música; es un gusto estar cerca de su personal y trabajar codo con codo, fluyendo con sencillez”. Cabe decir que el espectáculo tuvo lugar gracias apoyo del Gobierno del Estado de Hidalgo (promotor del evento), con el objetivo de que las entradas al concierto sirvieran como beneficio para la Casa de las y los Adolescentes.
Experiencias acumuladas
No fue la primera vez que Genera Música pisó la explanada de dicho parque; el año pasado estuvo justo ahí con Maná ocupando el escenario, de modo que las experiencias recogidas en la cita previa, en buena medida definieron la ruta de la siguiente aventura. “Estuvimos aquí por segunda vez y aprendimos de los errores –continúa Adrián-, “por eso estuvimos tranquilos, la producción estuvo lista y todos nos encontramos en nuestros puntos de trabajo más que atentos a lo que sucedió. Porque uno no debe bajar las manos, por más que parezca que todo está en orden es hasta que comienza el concierto que uno se llena de satisfacción pues, con la experiencia de años que tenemos, bueno, sabemos cuándo el artista está tranquilo, disfrutando, al igual que la gente, el público, aplaudiendo y riendo. Es hasta entonces que uno se relaja, se toma una cerveza y come algo para también gozar del show”.
Edmundo Ramírez, otro de los encargados de que la producción del espectáculo se antojara impecable, repasó brevemente la historia de este proyecto con Miguel Bosé, mientras su staff técnico llevaba a cabo su sound:check: “Lo importante es que no hay estrellismos de por medio, en un ambiente de lo más amable, sin extravagancias, rodeados de un trato cordial y sencillo”.
“La preproducción nos tomó alrededor de tres meses –continúa Edmundo- “y tal como sucedió con Maná el año pasado, el tema del pisal fue algo que tuvimos que cuidar mucho”. El production manager se refiere a la losa pictórica que ocupa el suelo del Parque David Ben Gurión, compuesta por alrededor de siete millones de mosaicos de diversos colores dispuestos estratégicamente a lo largo de una superficie de 32 mil metros cuadrados; una obra artística que tuvo que ser protegida de los pies de los asistentes al concierto (quienes fueron invitados a arribar con calzado cuya suela fuese de goma, mientras las patas de las sillas contaron con protección también) con la ayuda de plástico, vinil y triplay en todas las áreas donde el riesgo de deterioro fuera latente, como en el house, los delays y las pantallas. Hubo que revisar toda la obra, pieza por pieza, para localizar aquellas que tuvieran alguna fractura. De hecho, se firmó una responsiva donde se aclaró que no iba a dañarse la pieza artística.
El clima fue un factor importante en el tema del montaje. “Nos congelamos, caminas por la noche y los pies se te congelan –argumentó Edmundo Ramírez. “Aunque el viento no llega a afectar el desempeño del equipo de audio. Estuvimos al cien por ciento. El montaje arrancó un martes y terminamos el trabajo el siguiente viernes por la noche. La producción de Miguel Bosé llegó el viernes por la mañana, pero el audio ya estaba montado, así como la iluminación y el escenario, que fue llevado por Gradas de Occidente, una empresa de Guadalajara; sus dimensiones fueron de 24 metros de boca y alrededor de 14 metros de altura, mientras que el equipo de video e iluminación es de Pro Color)”.
Ahondando en el sistema de audio, Edmundo resaltó que se trató del L-Acoustics K1: “Es el sistema con el que están trabajando los grandes artistas, pues ofrece una cobertura muy buena. Por ejemplo, esta vez el delay, a diferencia de la cita con Maná, estuvo más lejos del house; lo tuvimos a 95 metros del escenario, cuando normalmente se instala prácticamente pegado a la sala”. Las pantallas de delay fueron provistas por la empresa Azprotec, de Pachuca, un proveedor que también trabaja con OCESA cuando hay eventos en Hidalgo. Respecto a la cantidad de asistentes, Edmundo habla de alrededor de treinta mil personas, un número de oídos que sin problema alguna vio satisfechos sus deseos por escuchar con potencia y nitidez las composiciones del español, pues a pesar de que las dimensiones donde se encontraba la gente que asistió de pie se incrementó respecto al año pasado, la cobertura de audio estuvo perfectamente planificada. Es Edmundo Ramírez quien continúa ahondando: “el delay de audio está acomodado en left y right para tener una buena distribución allá atrás, el ingeniero de sala de Bosé lo colocó así y también fue él quien decidió el lugar donde estaría instalado. No cupo duda: la última persona que asistió al show, la que estuvo atrás en la explanada, escuchó perfectamente todo lo que sucedió arriba del escenario”.
Dos horas antes del show, el equipo de gente que se encontraba trabajando en la explanada del parque sumaba alrededor de 250 unidades; sin embargo, una vez que el concierto dio inicio, más de 600 elementos, ya considerando a la gente de seguridad, a los de ambulancias y bomberos, además de voluntarios y patrocinadores, se hallaban laborando. Miguel Bosé tuvo su camerino en el interior del Auditorio Gota de Plata, aunque como la distancia entre éste y el escenario es bastante amplia, se transportó al talento en camionetas que se estacionaron en el lado derecho del escenario, para que el acceso al templete fuera rápido. El jefe de producción comenta: “Como empresa, el show de Maná del año pasado nos sirvió mucho porque entonces estuvimos cinco días montando; esta vez redujimos un día a ese proceso. Y bueno, una jornada de producción cuesta mucho dinero, así que estamos disminuyendo costos y, además, optimizamos el resto del montaje de manera brutal”. En ese sentido, a las diez de la mañana del día siguiente al show, el pisal se encontraba limpio, es decir, el desmontaje se llevó a cabo apenas terminó el concierto. “La instalación toma cuatro días –remata Edmundo- pero el desmontaje nos lleva sólo doce horas”.
Un ingeniero de
probada confiabilidad
Wilfred Lasbleiz, ingeniero de audio en sala, empezó a trabajar con Miguel Bosé en 2006, con la gira Papito, y desde entonces notó que se trataba de un artista muy exigente, que tiene muy claro lo que quiere a nivel profesional: “Sabe perfectamente cuál es la ruta de su show, tiene todo planeado y uno no tiene más que seguir sus indicaciones, pero a nivel personal también es muy generoso. Cuando estamos de gira en España, invita a todo su equipo de producción, y a sus respectivas familias, a su casa a comer, y él mismo se encarga de cocinar. Delicioso”. El propio Wilfred explica que previamente a que arrancara la gira que puso al español en Pachuca, tanto él como su equipo ensayaron en una bodega inmensa a lo largo de cuatro semanas, checando audio, luces y video para coordinar el modo en el cual se manejarían los conciertos. “Tenemos una idea más o menos clara de cómo vamos a movernos a lo largo de la gira, aunque siempre hay que hacer ajustes, dependiendo del sitio donde vayamos a presentarnos. Con Miguel no hay lugar para la improvisación, el espectáculo está trazado con exactitud y no hay manera de moverlo”.
Respecto a las condiciones del Parque David Ben Gurión, Wilfred comenta: “Es un lugar privilegiado, muy grande, diseñado especialmente para eventos masivos. A mí me parece un gran sitio. Veo que el viento es fuerte aquí, pero en todos los espacios así de amplios donde Bosé se ha presentado, el asunto del aire es similar; no hay modo de eliminar ese factor, así es la naturaleza. Afortunadamente contamos con el equipo K1, un sistema diseñado para dar un show como éste, al aire libre y para miles de asistentes. Definitivamente es, al menos para mí, lo mejor actualmente. Para desempeñar mi labor, trabajo con una consola Digico D8 que uso con Bosé desde la gira Cardio (2009); estoy usando 60 canales de mezcla y como referencia echo mano de unos audífonos Shure SRH 840, con los que puedo hacer un line check sin PA y tener la certeza de que puedo confiar en lo que escucho”.
Una vez que Bosé hubo terminado de hacer su prueba sonora, Wilfred se apartó de la consola y continuó abundando sobre la limpieza del escenario: “amplificadores hubo, pero ocultos; a la vista sólo se encontraron los teclados y la batería. El plan fue no generar ninguna clase de estorbo, incluso evitamos los cables, todo es inalámbrico. Tampoco hay monitores de piso, sólo in ears. En ese terreno, a Miguel le gusta escucharse con un poco de delay y reberb, no más. El sound:check se hizo con tres canciones y no hubo dificultades, no debe haberlas porque venimos a esta hora, por la tarde, mucho antes de que arranque el show, prácticamente a checar que todo estuviera en orden. Palpamos cómo está el lugar, el espacio, pero todo estuvo bajo control”.
Y así, mientras los músicos abandonaban el escenario y el equipo de montaje se dirigía a comer para volver y alistarse para el concierto de la noche, terminó la sesión de preguntas y respuestas con el equipo que hizo posible una noche espectacular en Pachuca, una velada donde Bosé brilló como suele hacerlo gracias al trabajo en equipo de un grupo de personas que, como bien apuntó el líder de Genera Música, ama la música; de ahí que su compromiso sea con ella y que los resultados de esta relación sean favorables para los melómanos.