La banda sonora que acompaña el documental “Malinche” de Nacho Cano se estrenó en plataformas digitales a fines de noviembre pasado; una producción capturada por la London Symphony Orchestra en los estudios Abbey Road, que tuvo desde origen su proceso de grabación y mezcla en Dolby Atmos. El responsable del mix fue Mikel Krutzaga (ganador en 2019 del Goya por Mejor sonido en la cinta “La trinchera infinita”), quien comparte el camino que trajo el resultado satisfactorio de este disco instrumental.
“Para mí, trabajar con Dolby Atmos es lo más parecido a lo que tengo en la cabeza e intentar colocar la música donde me gustaría que sonara”.
Conceptos distintos, pero emocionantes
A diferencia de otras producciones, este álbum instrumental fue grabado desde su inicio con el sistema Dolby Atmos para el acompañamiento del documental y luego tuvo un periodo de reposo que hoy, con el musical “Malinche”, puede distinguirla al ser conceptos diferentes.
“Se buscaba el momento idóneo para sacarlo con el estreno de la propia obra y distinguirla de la música que hay en ella, con la banda en vivo. Con esa referencia nos pusimos a platicar a finales de 2021 para ver cómo arrancar o qué hacía falta para darle identidad propia, destacando lo solemne y energético de la orquesta. Nacho sabía hacia dónde debía ir y nos fue guiando al resto. En mi caso estoy muy contento de que depositara su confianza en mí y haber podido aportar mi forma de ver y trabajar el proyecto, interpretar con mi visión de su música y de la interpretación de la orquesta, entender cómo debe ser el sonido y el espacio y cómo considero que debía estar en esta grabación”, menciona Mikel.
Con un proceso dividido en dos partes, el trabajo de Mikel rescata el contraste provisto por su experiencia en distintos roles como ingeniero de audio, para luego traducirlo técnicamente:
“Para mí, trabajar con Dolby Atmos es lo más parecido a lo que tengo en la cabeza e intentar colocar la música donde me gustaría que sonara. Es un sistema que, al envolverte, te da la posibilidad de que las canciones sean mucho más definidas. Lo que hago yo es cerrar los ojos y después, con la capacidad técnica que pueda tener, intento lograr ese sonido. Para eso, acudo muchas veces a recuerdos de cuando he escuchado una orquesta, la sensación que me envolvía estando adelante como público o al lado del director, escuchando los instrumentos e incluso con los músicos de la orquesta cuando me ha tocado acomodar los micrófonos. No suena igual estando en distintas posiciones. Se trata de tener esas memorias y la imaginación para luego, con el guión de esa música ya escrita, intentar interpretarla en el espacio que será el más idóneo para cuando se escuche con la sensación de todo presente y su expresividad”.
Reflexión musical para un sonido balanceado
Con un flujo de trabajo híbrido, donde combina en simultáneo, lo análogo y lo digital, Mikel ostenta en su equipamiento de una consola S6 de Avid, monitores ATC, preamplificadores Avalon 737, sistemas de reverberación Lexicon PCM70 y TC Electronic 6000, entre otros, logrando 48 entradas y salidas ruteadas que pudo usar en las sesiones:
“Suelo utilizar equipo análogo para lograr un sonido general que dé el color y calidez necesarias y luego lo comparto con la tecnología digital, automatizando y matizando las cosas. Todo parte de los formatos, cuáles son y en qué sistema los recibo y cómo se importaron y de ahí voy a las sesiones. Depende de cuántas sean es donde decido cómo articular el proyecto y empezar a trabajar. Luego hago la reflexión de la música para saber por dónde debe ir y de ahí la traslado a lo técnico, respecto a los recursos que necesito. Hago varios intentos previos para probar si la ecualización va de alguna manera, cómo están los micrófonos generales o los cercanos y demás… escucho todo y así voy, hasta llegar a la dirección que quiero tomar. Cuando ya he resuelto eso, lo más complicado es cuando aparecen pequeños problemas, como si los instrumentos no suenan de cierta manera, y es ahí donde la experiencia ayuda a jugar con los elementos”, explica.
“Llegado el punto en el que estoy a gusto, es cuando muestro el trabajo. Con Malinche, me reuní con Nacho Cano para conocer sus impresiones y ver si todo estaba bien o se cambiaba la dirección. Hice dos temas a modo de muestra, los escuchamos en mi estudio y así se trazó el camino, luego de dos o tres semanas intensas, y más o menos la misma cantidad de tiempo para entregar todo el material”.
“La masterización también estuvo a cargo de Mikel: “En mi perspectiva, se trata del proceso donde uno hace un retoque general con pequeños matices, porque si hay mucho que mover, no es algo que se haga ahí, sino que puede no estar bien en la mezcla. Si hay algo importante de cambiar, lo hago en este proceso. Entonces armé la mezcla en mi estudio y luego fuimos a los estudios Best Digital de Madrid, para tener una escucha y poder ajustar en comparación con lo que hice en mi estudio; básicamente se trató de certificar que en uno y otro entorno lo escuchado estaba equilibrado”.
Finalmente, para Mikel ha sido una experiencia enorme haber compartido este proyecto con Nacho Cano: “Conocerlo y tener la suerte de compartir con él mis ideas y conceptos, así como el trayecto con la música fue increíble. Creo que “Malinche Sinfónico” es un proyecto musical precioso y no hay cosa más feliz que disfrutar moldear una música así, interpretada por la Orquesta Sinfónica de Londres en los estudios Abbey Road. Fueron seis semanas de disfrutar y, si quedaste satisfecho con el trabajo, ¡qué más se puede pedir!”.
“Malinche Sinfónico” está disponible en todas las plataformas digitales de distribución musical, ofreciendo más opciones para escucharse en Dolby Atmos.
Entrevista: Nizarindani Sopeña/Redacción: Marisol Pacheco
Los equipos de Mikel Krutzaga
• Consola Avid S6
• Monitores ATC
• Preamplificadores Avalon 737
• Sistemas de reverberación Lexicon PCM70
• Sistemas de integración TC Electronic 6000