Dentro de la producción musical, la edición es una etapa que consiste en manipular a conveniencia los eventos de audio capturados previamente para obtener un resultado muy especifico. Mientras algunos productores no están muy a favor de ésta porque argumentan que no es una ejecución genuina, otros la encontramos práctica, útil y bastante favorable para obtener los resultados propuestos previamente. No se trata de arreglar malas ejecuciones propiamente, si bien en algunas ocasiones nos será útil para corregir detalles que inadvertidamente se fueron en alguna de las tomas, también es muy útil de manera creativa, y aquí trataremos de mostrar sin censura muchas de las cosas que pasan en la edición de audio dentro de una producción musical.
Edición correctiva
Para poder compartirles de lo que se trata esta etapa, me gustaría separar el proceso de edición en diferentes tipos para ser más claro.
A la edición correctiva la llamaré de esta manera tan obvia para explicar de qué forma este proceso nos ayuda a corregir ciertos aspectos necesarios de la producción; por ejemplo: en ocasiones buscamos una toma muy emotiva de cierta parte de la canción y después de muchos intentos, tenemos una que parece ser la ideal; tiene una gran afinación, emoción, interpretación y demás, pero…no cayó justo al tiempo que tenía que caer con la música, haciendo que esto afecte el todo de la canción. Aquí es tiempo de decidir si cansar al músico o editar la parte. Creo que todos optaríamos por simplemente acomodar el evento al tiempo deseado, sonando de manera natural y conservar la toma que consideramos que aporta mucho a la canción.
Por supuesto que hay de errores a errores, pero las bondades de una edición bien hecha nos permite virtualmente ajustar casi cualquier imperfección, imprecisiones en tiempo, ritmo, tono, duración, amplitud y demás. Podemos copiar y pegar las mejores partes, armar otras, duplicarlas y hacer armonías vocales a partir de la principal, modificar ciertas palabras, ajustar el “swing”, sincronizar voces e instrumentos de manera casi perfecta, suplantar sonidos y eliminar ruidos indeseados, entre un sinfín de posibilidades más.
Es justo aquí donde a muchos músicos y productores no les gusta ser sujetos a que su trabajo sea editado (corregido), ya que en el proceso de producción pudiera interpretarse como un trabajo deficiente. Este caso suele ser muy ambiguo, ya que por un lado, ciertamente la edición puede aportar una gran ayuda para ajustar lo necesario y que el tema represente la calidad esperada, pero por otro lado, existen músicos que quieren descansar en la edición usando el típico: “que el inge lo arregle”, para evitar esforzarse más, o exigirse al punto de poder evidenciar su falta de capacidad para llevar a cabo la tarea encomendada. Mi sugerencia en este punto es llevar a cabo la edición en total privacidad, tanto, que ni siquiera el músico sepa que se le ajustaron partes de su ejecución. Para ellos debemos tener en cuenta que dicha edición deberá arrojar un resultado cien por ciento natural, siempre generando la ilusión de que todo ha sido ejecutado de manera perfecta, sin sufrir ningún ajuste artificial y de principio a fin, y que esa ilusión haga sentir a todos orgullosos de su participación.
Es de vital importancia entender que la edición existe porque es un proceso de alguna manera natural, inherente, parte del tratamiento de la producción. Incluso las mejores producciones de nivel mundial requieren un trabajo de edición, aún una escena con Brad Pitt requiere corrección de color para un proyecto cinematográfico, entonces comprender que es el ego el que hace que muchos profesionales se nieguen a ella sería un primer paso para usarla a favor.
Ahora, no es lo mismo editar unas partes, ajustar o corregir otras por el bien de la canción y su mensaje, que armar un tema musical a partir de ejecuciones mediocres, solapando la falta de competencia o algo que no refleje la esencia del proyecto. Eso ya pasa a ser una mentira, para lo cual ninguno de nosotros debería prestarse por respeto y ética musical y artística.
Dicho esto, pasamos a la otra cara de la edición.
Edición creativa
Este proceso suele ser muy divertido, pues radica básicamente en explotar las posibilidades creativas de algo que a partir de la imaginación le sume al tema; por ejemplo, supongamos que en un coro encaja muy bien una frase del intro de guitarra al sumarse a otro instrumento tan simple como tomar la copia y sumarla al evento deseado, para experimentar con efectos o coloraciones sonoras. Otro ejemplo podría ser duplicar partes, desfasarlas y generar otros pasajes que originalmente no existían, agregando así más interés al tema. Aquí, el limite es la imaginación y la habilidad para llevarla a cabo con buen gusto.
La edición creativa a menudo nos hace trasladarnos a otros espacios a lo largo del tema, sumando o restando elementos que potencian la canción. No siempre se trata de sumas, ya que a veces restar es más. Un ejemplo de esto es cuando una base rítmica de batería y bajo que tocan continuamente durante todo el tema,y durante la etapa de postproducción se descubre que puede eliminarse un compás de batería, dando un empuje adicional para preparar el tema en la entrada de un solo. En ocasiones, quitar partes en edición aporta un resultado muy valioso que no se consideró al momento de las capturas o el arreglo.
Es importante saber que es necesario desarrollar cierta experiencia y gusto musical para llevar a cabo ediciones correctas e imperceptibles; bien dicen que si tu edición se nota, ya es un trabajo mal hecho; es decir, lo que hagas en este sentido debe pasar desapercibido, así que tengamos en mente siempre que si bien la edición puede aportar mucho a una canción, de igual manera una edición mal hecha puede echar a perder por completo todo el trabajo de producción o hasta el potencial de un tema por completo.
La edición es una etapa que debe estar en todas las producciones, pues de alguna manera ayuda a que el tema suene sólido, estable y por ende, profesional. No sintamos el ego lastimado si nos vemos involucrados en este proceso por el bien de una canción; al final, todos buscamos el mismo objetivo: obtener el mejor resultado posible, siempre al servicio de la música. La edición es un arma de doble filo, llena de bondades y riesgos y su uso conlleva una gran responsabilidad y ética por parte del productor, quien debe saber utilizarla de manera constructiva y cien por ciento profesional.
Por Ferrer León*
*Es productor musical, ingeniero en audio y músico y cuenta con 25 años de trayectoria en diversas áreas de la producción, participando en diferentes proyectos dentro y fuera de México, que abarcan música regional, pop, jazz, rock y orquestas sinfónicas, así como música para empresas y soundtracks. También está a cargo de la producción de audio en la Dirección de Innovación de la Secretaría de Educación Pública. Es miembro votante de los Latin Grammy y cuenta con su propio estudio de grabación, AntenaStudio, en Guadalajara, Jalisco. Pueden encontrarlo en: ferrer@antenastudio.com y www.antenastudio.com