Por Nizarindani Sopeña
En abril de 2025, la Sala Nezahualcóyotl de la UNAM fue testigo de un evento sin precedentes: el primer concierto de Jazz Sinfónico en México. Los días 26 y 27 de abril, la Orquesta Filarmónica de la UNAM, bajo la dirección del reconocido Vince Mendoza, fusionó el lenguaje del jazz con la tradición sinfónica, marcando un hito en la escena musical del país.
La visión de Vince Mendoza
En entrevista, el director orquestal habla acerca de la planeación de este programa: “Rosino Serrano, el gran músico y compositor, y yo, nos reunimos hace bastantes años para hablar sobre las posibilidades de invitar a compositores mexicanos. Eso me interesó mucho y aunque los estrenos necesitan un poco más de atención con respecto a los compositores, hicimos realidad sus deseos. Siempre hay preguntas sobre cómo se hacen las cosas, cómo se comunican los compositores con la orquesta y la manera en la que esta cuenta esas historias. Ese es el desafío para un estreno. Parte de mi música, por ejemplo, se ha tocado bastantes veces, así que se ha moldeado y comunicado de cierta manera. La música nueva, por supuesto, siempre es emocionante, porque podemos hacer cosas que cambien la historia, como tocar una parte más rápido o más fuerte, o eliminar algo por completo. Y esto es lo principal para mí, eso es emocionante”.*
“Muchos de los músicos que conocí en el camino y que estuvieron en este concierto se hicieron amigos míos”, comenta Vince; “conocí a Antonio Sánchez hace unos años con una big band de la radio alemana, grabamos un disco juntos y nos hicimos muy amigos desde entonces. Claro que teníamos una conexión con la herencia mexicana. Tocó en mi reciente grabación, “Freedom Over Everything Recording”. Es un músico maravilloso y un gran compositor. Aborda su música pensando en estructuras para la improvisación y eso también lo tenemos en común. Es una persona encantadora, un ser humano conmovedor y un gran músico”.
Vince menciona que México tiene una comunidad vibrante de músicos: “Creo que el país debería estar muy orgulloso de ella. Ojalá los compositores sigan teniendo coraje y entusiasmo”.

Figura clave
El compositor y arreglista Rosino Serrano, comparte los detalles de este evento histórico y lo que significó para él: “Fue un sueño cumplido: reunir compositores jazzistas con una orquesta sinfónica y bajo la dirección de Vince Mendoza, un referente internacional, y superó la visión que se puede llegar a tener acerca del jazz, que algunas veces se ha considerado música menor, pero es parte esencial de nuestra cultura desde el siglo XX”, señala el también catedrático de la UNAM. Finalmente, el concierto se concretó gracias a la colaboración de la Dirección General de Música y el patronato universitario.
Rosino destaca también la diversidad del programa, que incluyó obras de compositores de distintas generaciones, desde veteranos como Enrique Neri y Eugenio Toussaint (homenajeados de manera póstuma), hasta jóvenes como Jhoely Garay y Joselyn Vargas. “Fue una estafeta generacional, donde se fusionó jazz con otros géneros”, explica. El proceso curatorial, realizado con Vince Mendoza y Valeria Palomino, priorizó obras originales para orquesta sinfónica, aunque algunas se adaptaron desde formatos como la big band.
La participación de Vince Mendoza fue simbólica para Rosino. “Aunque es nacido en Estados Unidos, su padre era mexicano y él es mexicano de corazón”. El director, con décadas de experiencia en escenarios globales, se emocionó al integrar instrumentos tradicionales como la vihuela en “Huapanguito”, un arreglo de Rosino Serrano que celebró la fusión de folclor y jazz.
Con solo tres ensayos y uno general, el montaje fue intenso. La amplificación, a cargo de Gabriel Castañón, equilibró las sonoridades sin perder la acústica natural de la sala. “Era crucial no saturar el sonido. Gabriel lo resolvió magistralmente”, reconoce Rosino. La sección de jazz, con figuras como Álex Mercado y Mario García, se integró a la Orquesta Filarmónica de la UNAM, creando un diálogo inédito.
Para Rosino, el concierto marcó un precedente: “Es una victoria para el jazz mexicano. Ojalá las orquestas incluyan este repertorio en sus temporadas”. El evento no solo atrajo a aficionados al jazz, sino también al público sinfónico, demostrando que ambos géneros pueden coexistir en igualdad. Realmente tardé semanas en asimilar lo que había sucedido. Fue una batalla ganada contra la indiferencia y la historia nos dará la razón”. Con planes de repetir la experiencia anualmente, este concierto celebró el jazz y reivindicó su lugar en la alta cultura mexicana.

Un concepto innovador
El proyecto de este concierto, tras años de gestación y retrasos por la crisis sanitaria de 2020, logró finalmente fusionar el jazz con la música sinfónica, marcando un precedente en la escena cultural mexicana. Edith Citlali Morales, subdirectora ejecutiva de la OFUNAM, destaca que la idea surgió bajo la visión del director general de música, José Julio Díaz Infante, y tomó forma gracias a la colaboración de figuras como el compositor Rosino Serrano y el director invitado Vince Mendoza. “Fue un proyecto refrescante, y las participaciones de Vince Mendoza, leyenda del jazz internacional, y del baterista Antonio Sánchez, fueron clave para dar vida a este concepto innovador”, menciona.
Edith revela los retos operativos: desde adaptar partituras para la orquesta hasta coordinar agendas con artistas de talla global. Uno de los momentos más críticos fue cuando Vince, afectado por los incendios en Los Ángeles en aquellos meses, perdió parte de su archivo musical. “Estuvimos angustiados, pero todo se resolvió a tiempo”, recuerda.
El equipo detrás del concierto incluyó a especialistas como Clementina del Águila (logística), Leonel Ramírez (producción escénica) y Mónica Reyes (biblioteca), quienes trabajaron en silencio para garantizar que cada detalle, desde los atriles hasta la sonorización, fuera impecable. Edith resalta la emoción de ver la Sala Nezahualcóyotl llena los dos días que se realizó el concierto y la transmisión en vivo por TV UNAM, que permitió llegar a un público más amplio. “Fue una victoria colaborativa”, comenta, subrayando el aprendizaje clave: “Ninguno es más inteligente que todos juntos”.
Edith Morales invita a redescubrir el concierto, publicado en redes sociales, y a seguir apoyando a la OFUNAM: “Que este sea el inicio de más proyectos que rompan fronteras entre géneros”, señala. El jazz sinfónico no solo celebró la música mexicana, sino que demostró que, con pasión y trabajo en equipo, lo imposible se vuelve realidad.

Emoción, a flor de piel
Por su parte, el destacado baterista mexicano Antonio Sánchez comparte los detalles de su participación en el histórico concierto: “Fue un evento muy especial. Nunca había participado en un proyecto así, con compositores mexicanos, una orquesta increíble, un director como Vince Mendoza y una sala como la Nezahualcóyotl. Fue único”.
Antonio recuerda su colaboración previa con Vince Mendoza y de la que surgió “Minotauro”, pieza que Rosino Serrano adaptó para orquesta sinfónica y que se estrenó mundialmente en este concierto. También revela que el concierto se gestó antes de la pandemia, gracias a la insistencia de Rosino Serrano y Valeria Palomino. “En México, proyectos como este requieren persistencia. Sabíamos que sin ayuda institucional sería difícil, pero se logró”. Además, Antonio compartió en aquella ocasión el escenario con su amigo José Gurría, quien compuso “Amayalón”, una obra compleja dedicada a él. “Me exigió mucho estudio, pero fue un honor tocar su pieza”, comenta.
Tocar en una sala tan emblemática como la Sala Nezahualcóyotl y con esta orquesta representó un desafío que se superó de manera entusiasta. “No estoy acostumbrado a depender de un director. Al ensayar, no escuchaba todas las secciones por la distancia, así que aprendí a guiarme por Vince visualmente”, explica Antonio, quien destaca la energía del público: “La sala se llenó dos veces. En tiempos donde las artes escénicas sufren, eso fue reconfortante”.
El cierre dejó una huella imborrable para Antonio. “Fue mágico compartir el escenario con talentos como Álex Mercado y Fernando de Santiago. Estoy orgulloso de haber sido parte de esto”.

Una acústica poderosa
El ingeniero de audio Gabriel Castañón fue pieza clave en el éxito técnico del histórico concierto de jazz sinfónico en la Sala Nezahualcóyotl y revela los desafíos y satisfacciones de amplificar un evento único, donde se fusionaron orquesta sinfónica, jazz y sonidos tradicionales mexicanos: “Fue como domar un Ferrari: la acústica de la Nezahualcóyotl es poderosa y exige respeto”, menciona.
Con 24 años de trabajar junto a Valeria Palomino —su mentora desde que era estudiante— y una amistad de dos décadas con Rosino Serrano, Gabriel destaca el valor del proyecto: “Ellos creyeron en mí y colaborar en esto cierra un círculo”. La experiencia previa de Gabriel en transmisiones para Música UNAM durante la pandemia fue crucial para entender las peculiaridades de la sala.
Entre los desafíos para sonorizar la Nezahualcóyotl, diseñada para música acústica, Gabriel menciona: “Hubo instrumentos híbridos y hubo que amplificar contrabajos, guitarras eléctricas y una vihuela sin romper el balance natural. Para ellos, usamos micrófonos Shure, DPA y Neumann, posicionados estratégicamente: ni muy cerca -para evitar artificialidad- ni muy lejos- para captar resonancias”.
Por otro lado, la colaboración con TV UNAM fue importante, ya que se compartieron señales con el ingeniero Daniel Robledo, priorizando micrófonos que sirvieran tanto para la transmisión, como para el refuerzo en sala. En cuanto al monitoreo, Gabriel señala que, para artistas como Antonio Sánchez, en la batería, y Fernando de Santiago, en la jarana, echó mano de monitores Meyer Sound Ultra X20: “Son pequeños, pero precisos y así se evita la saturación de la sala. El ingeniero destaca la profesionalidad de los músicos: “Nadie exigió más volumen; entendían que cada ajuste afectaba la acústica”.
También se añadieron altavoces discretos cerca del proscenio para mejorar la experiencia de las primeras filas, sincronizadas con delays para mantener la ilusión espacial y se añadió ecualización dinámica: “Compresión por bandas y reverberaciones sutiles fueron clave. No podía sonar como un estudio; debía integrarse al carácter orgánico de la sala”.
Como conclusión, Gabriel Castañón, cuyo padre lo llevaba de niño a conciertos en esa misma sala, reflexiona: “Saber que ahora contribuyo a inspirar a nuevas generaciones me llena de orgullo. Este proyecto confirmó que, con equipo y paciencia, hicimos que sonara excelente”.
*Con información del canal de YouTube AmigosOFUNAM

OFUNAM Jazz sinfónico mexicano
Participantes:
- Orquesta Filarmónica de la UNAM
- Vince Mendoza, director huésped
- Invitado especial: Antonio Sánchez, batería
- Rosino Serrano, coordinador artístico
Grupo de jazz:
- Alex Mercado, piano
- Flavio Meneses, guitarra
- Fernando de Santiago, vihuela
- Aarón Cruz, bajo
- Mario García, batería
- Tim Mayer, Juan Manuel Navarro, Diego Franco, Ernesto Ramos y Abel Sánchez, saxofones
Programa:
- Vince Mendoza. Partido alto
- José Luis Esquivel. Noir
- Jhoely Garay. Monarcas
- Mario Santos. Santa Fe
- Joselyn Vargas. El sueño de Anáhuac*
- Rosino Serrano. Guapanguito
- Héctor Infanzón. El sazón de la abuela
- Enrique Nery (1945-2014). Agave
- Arreglo: Rosino Serrano
- Eugenio Toussaint (1954-2011). Pinot noir
- Arreglo: Rosino Serrano
- José Gurría-Cárdenas. Amalayón
- Antonio Sánchez. Minotauro**
- Arreglo: Vince Mendoza
- Orquestación: Rosino Serrano