Pocas personas pueden darse el lujo de decir que han hecho lo que han querido y a su manera, teniendo éxito en cada etapa, ya sea tocando con grupos de rock, como músico de sesión, haciendo jingles, produciendo discos o tocando con artistas pop. Éste es el caso de Javier Calderón, músico autodidacta que con los años se ha convertido en uno de los mejores productores de la industria musical en México.
Primero la guitarra
“Comencé estudiando guitarra clásica a los once años con un maestro, tuve la fortuna de tomar clases con Jorge Bribiesca interpretando a Schumann, Schubert, Bach, música española, el concierto de Aranjuez; desde muy pequeño tomé la guitarra muy en serio, sumergiéndome en la fosa de clavados sin pasar por el chapoteadero. Estando en la secundaria tuve una banda con Daniel Gutiérrez y Daniel Leyva, cuando La Gusana Ciega inició; aún en la secundaria me llamaron otros amigos que ya eran músicos más formados algunos ya habían tocado en proyectos más profesionales como Timbiriche. Queríamos tocar en bares pero yo estaba muy pequeño; a veces luchaba para que me dejaran entrar a esos lugares y además mis papás me castigaban la guitarra si sacaba malas calificaciones. Nos fuimos a vivir a Querétaro y ahí toqué en muchos proyectos, hasta que nos firmaron en 1993 en Sony Music con una banda que se llamaba Sector Siete, el disco tardó mucho en salir, vendimos seguramente muy poco y la banda ya no siguió”.