PARTE 1
Por Gonzalo Ramos*
En este artículo quiero exponer una visión general de los procesos y criterios a seguir en la grabación de instrumentos acústicos. No pretendo decirle a nadie cómo hacer su trabajo, solamente presentarles el que considero que es el protocolo correcto y más eficiente para afrontar una sesión de grabación, tal como lo han seguido los productores e ingenieros legendarios a lo largo de la historia.
Uno de los errores más comunes que se cometen en una sesión de grabación es microfonear los instrumentos sin haberlos escuchado previamente y llevar esas señales lo antes posible a la grabadora. Sin lugar a dudas, este tipo de decisiones provocará que la futura sesión de mezcla se transforme en una sesión de reparación. Por lo general, esto se debe a que siempre se quiere tardar lo menos posible en esta etapa de la producción, debido a los altos costos de los estudios de grabación profesional. Una buena premisa es la de grabar pensando en la mezcla, la cual debería ser un proceso donde la creatividad sea la que predomine, no la reparación de malas grabaciones.
He aquí algunos consejos para optimizar el tiempo y los resultados en una sesión de grabación.
Dependiendo del concepto sonoro del tema a grabar, se debe hacer una elección correcta y precisa de los instrumentos; es decir, no cualquier batería funciona en todos los estilos, ni cualquier bajo o guitarra.
Preproducción
Esta etapa, usualmente la que más se pasa por alto, es la que nos resolverá la mayor parte de los potenciales problemas a los que nos enfrentemos en una sesión de grabación. En la preproducción decidiremos gran parte de lo que ocurrirá en el estudio y nos permitirá adelantarnos a cualquier imprevisto. Yo acostumbro a llamarla la etapa de pensar, mientras que a la de grabación la llamo la etapa de actuar o la de hacer lo antes pensado. Hablar de preproducción nos daría para una serie de artículos, pero resumiré brevemente lo esencial.
Es en la preproducción donde decidiremos el repertorio a grabar, lo cual permitirá a la banda enfocar bien los ensayos, incluidos solos, arreglos, elección de instrumentos y demás. En este punto me detendré para dar un consejo basado en la experiencia: es de agradecer que los músicos lleguen con sus partes aprendidas y ensayadas para grabar la mejor versión de ellas, a menos, claro, que sean músicos de sesión o de una maestría o virtuosismo indiscutible. ¿Por qué? Además de que el “taxímetro” corre sin piedad en el estudio, habrá otros músicos esperando su turno para grabar. Si la espera se alarga, comienza el agotamiento y el mal humor de los más impacientes. A veces estas situaciones desencadenan discusiones que eventualmente pueden ocasionar la cancelación de la sesión. Y claro, nadie quiere eso.
Hay muchos otros puntos a considerar, pero aquí les he preparado una pequeña lista que puede variar de una banda a otra: tener bien calibrados todos los instrumentos (guitarras, bajos, amplificadores) y en condiciones óptimas (cuerdas, parches); preparar una maleta para llevar a la sesión de grabación con cables, plumillas, cuerdas de repuesto, llaves de afinación de baterías, baquetas, regletas, alargadores de corriente y demás. Aunque en los estudios suele haber de todo, no lo asuman. Siempre es mejor estar preparados para cualquier eventualidad. Es una buena idea escribir una lista e ir tachando los puntos revisados para llegar tranquilos al estudio. Una vez que hemos entrenado durante una temporada, ya estamos en condiciones de ir a competir.
Elección adecuada del estudio
Esta decisión crítica recae en el productor/a, ya que es esta figura quien tiene en su cabeza el sonido final del proyecto. Dependiendo del sonido que se busque y otros factores, como puede ser el económico, se elegirá un estudio u otro. Desde el punto de vista acústico, una sala grande beneficiará la profundidad y los tiempos de reverberación para temas de un tempo lento, pero será contraproducente para temas con tempo rápido, como pudieran ser los del repertorio de una banda punk, por ejemplo, y viceversa.
Hay productores que eligen grabar en un estudio con una sala grande, controlando la acústica con páneles, pero priorizando una ejecución de la banda “en vivo”, lo cual otorga una naturalidad a la captura difícil de conseguir en una grabación por capas. En el caso de las voces pueden pasar varias cosas. Es posible seguir trabajando en una sala grande y aprovechar su acústica natural, que en el caso de los estudios profesionales y bien diseñados supera a las emulaciones de reverberaciones digitales. Esta opción nos permite controlar dicha reverberación con páneles o también se puede optar por ir a un estudio con una sala pequeña, más íntima, y luego procesar digitalmente las reverberaciones en el proceso de mezcla. Otro de los factores a considerar en la elección de un estudio es la del backline disponible (instrumentos y amplificadores).
Una vez que tenemos posicionados los instrumentos, viene la tercera etapa, en la que nos centraremos en hacer sonar el instrumento buscando la perfección.
En el estudio
Ya seas músico, productor o parte del equipo técnico, procura llegar descansado a la sesión. He observado un fallo común que ocurre cuando se mezclan dos factores: falta de experiencia y exceso de euforia la noche antes de la grabación. Las sesiones en el estudio suelen ser maratónicas y no es una buena idea llegar trasnochados y/o agotados. Recuerden que lo que se plasmará ahí será su tarjeta de presentación musical. Además, la consideración con el personal del estudio hará más llevadera esas largas horas.
Primer paso: Elección adecuada de los instrumentos.
Dependiendo del concepto sonoro del tema a grabar, se debe hacer una elección correcta y precisa de los instrumentos; es decir, no cualquier batería funciona en todos los estilos, ni cualquier bajo o guitarra. Tal vez el error más común por parte de algunos músicos inexpertos en sesiones de grabación sea la insistencia en utilizar siempre sus instrumentos, basados en argumentos tales como “es caro, así es que va a sonar bien”. Esto puede llegar a ser tan grave que incluso se puede llegar al extremo de tomar la decisión de reemplazar todas esas pistas por unas hechas por un músico de sesión, con el instrumento adecuado.
La mayoría de los estudios de grabación cuentan con una extensa gama de alternativas, con varios modelos de baterías, guitarras, bajos, amplificadores y demás. Lo ideal es haber tomado las decisiones sobre la elección de instrumentos en el periodo de preproducción, pero se puede llegar al estudio con una idea cercana y probar varias opciones. La renta también es una opción bastante utilizada y dentro del plan de trabajo se puede incluir un tiempo para probar el backline del estudio y elegir la mejor opción para cada pieza musical.
Segundo paso: Posición de los instrumentos dentro de la sala de grabación.
Al igual que el paso anterior, considerando el concepto sonoro del tema a grabar, debemos buscar la mejor posición que tendrá el instrumento. Es decir, localizar la ubicación donde mejor sea su relación acústica con la sala, todo ello apoyándose en páneles acústicos para optimizar su interacción con los demás instrumentos. Por ejemplo, personalmente le pido al baterista que se mueva dentro de la sala golpeando la caja elegida.
Habrá lugares donde definitivamente no sonará a lo que buscamos y otros donde sí, y una vez encontrada esa posición, podemos mejorar la señal acústica con el uso de páneles absorbentes y/o reflejantes. Lo mismo aplica para el resto de los instrumentos, incluidos los vocalistas, ya sean solistas o en grupo de voces.
Siempre es bueno preguntar al ingeniero/a de la casa cuál es la ubicación de los instrumentos que él considera óptima, basado en su experiencia. Es él/ella quien mejor conoce esa sala y no sólo se conseguirá un buen punto de partida para sus decisiones finales, sino que además se demostrará respeto y consideración por él. Desde ese momento ya será parte de tu equipo.
Tercer paso: Eliminación de ruidos indeseados.
Una vez que tenemos posicionados los instrumentos, viene la tercera etapa, en la que nos centraremos en hacer sonar el instrumento buscando la perfección, afinando muy bien la batería, corrigiendo problemas de armónicos y eliminando ruidos indeseados, como los del sillín o el pedal. Es una buena idea tener a mano cintas adhesivas de todo tipo, lubricantes en aerosol, geles absorbentes y demás. Una vez más, esto aplica para todos los instrumentos.
Llegados a este punto, debemos considerar, aparte de los ruidos indeseados generados por los instrumentos y accesorios, los producidos por los mismos músicos. Entre los más usuales están los roces de ciertas prendas de vestir, pulseras, collares, pendientes. ¿Recuerdan a Cyndi Lauper grabando “We Are The World? Hay que vigilar incluso las respiraciones (sin contenido artístico) y otros movimientos involuntarios, como el clásico golpe en el suelo de un pie al llevar el ritmo. Hay muchos vocalistas que no lo pueden evitar y dichos ruidos se hacen más notorios al estar aislados en una cabina. Es una buena idea pedirles que se descalcen y ubicarlos sobre una alfombra.
Y sí, los teléfonos celulares deben estar apagados.
Todo este proceso lo agradecerás enormemente en la sesión de mezcla.
Haciendo una analogía con la fotografía, los pasos descritos anteriormente son equivalentes a la búsqueda de una localización adecuada para nuestra sesión, la iluminación, la elección de modelos, el vestuario, el maquillaje y un largo etcétera. Una vez controladas todas estas variables, recién estaremos en condiciones de apretar el disparador de la cámara. No antes.
Dense el tiempo para realizar este protocolo de manera eficiente, utilizando sus oídos y los del productor como las herramientas más confiables. Su inversión se recuperará con creces en la mezcla. Una vez terminados los tres pasos anteriores, ya estaremos en condiciones de microfonear. Este procedimiento nos permitirá dejar sonando (acústicamente) todos los instrumentos lo mejor posible, lo cual se verá reflejado notoriamente en la calidad de su grabación, lo que nos hará enfrentar las sesiones de mezcla con el trabajo bastante avanzado y sin entorpecer el proceso creativo con los odiosos “arreglos” por malas grabaciones.
Grabar es un arte, y si se hace bien, los clientes se multiplicarán rápidamente.
¡Gracias por leer!
*Graduado con distinción de Ingeniería de Sonido (1990-1996). Universidad Tecnológica Vicente Pérez Rosales, Santiago de Chile. Miembro votante de Grammy Awards. The National Academy of Recording Arts and Sciences (NARAS). Miembro votante de Latin Grammy Awards. The Latin Academy of Recording Arts & Sciences (LARAS). Miembro votante de NAMM TEAC Awards. NAMM and TEC community. Ingeniero de grabación, mezcla y mastering en Recorded in Los Angeles (USA). Web Oficial: GonzaloRamos.es
Estos temas y otros relacionados son analizados en profundidad en los cursos de Sonido profesional y cursos de Grabación y Mezcla realizados en español y de manera online desde España por el autor de este artículo.