Benny, vivir una renovación sonora

Hacía quince años que Benny Ibarra de Llano no lanzaba nuevo material. Y, para conseguir que viera la luz su nuevo EP “Nacer una vez más”, experimentó durante seis años un proceso de producción musical distinto al que se sumó Paco Huidobro como coproductor, además de cómplices ya conocidos, como Vico Gutiérrez, Memo Méndez Guiú y Valle González en la composición. Grabado principalmente en su estudio 11:11, el material contó con la mezcla de César Sogbe (Prince, David Byrne, Julieta Venegas, Natalia Lafourcade) y la masterización por John Greenham (Billie Eilish, Sam Smith, Ice Cube, Billy Idol).

Seis años para nacer de nuevo

Un proceso de varias etapas tuvo “Nacer una vez más”, debido a los diversos proyectos en los que Benny se encontraba (conciertos, teatro y cine), como él narra: “Fueron seis años los que nos tomó ir haciendo la composición. Originalmente iba a ser un disco en vivo, cinco rolas inéditas y otras doce de éxitos. Hicimos los arreglos de eso que, incluso iba a usar para presentarme en vivo, pero cayó pandemia y nos encerraron. Luego, Paco se dedicó a la entrega del MTV Unplugged de Fobia y después estuve involucrado en diversos proyectos, el 90’s Pop Tour y el teatro musical”. 

“Entonces, sin dejar de trabajar el disco, hicimos muchos demos y, cuando se los compartí a mis managers, me dijeron: ‘está muy bien, pero busca un sonido que no te asocie con el pasado’, y ahí surgió la idea de trabajar con Paco Huidobro. Yo estuve de acuerdo, porque es alguien a quien admiro mucho y solo hay que entender que los dos somos dos niños, no hubo adultos responsables y era probable que nos tardáramos mucho en hacer este disco, tal como pasó”. 

Para Benny, este proceso fue a fuego lento y adoptó una dirección teatral: “Paco trabaja de una manera muy peculiar. En su estudio tiene una colección de juguetes, pedales y cosas que rayan más en una juguetería antigua que en un estudio HiFi. No buscamos el sonido bonito o exacto, no era lo que queríamos y eso toma mucho tiempo, porque experimentamos mucho. Luego era elegir las joyitas de eso y podía salir algo o nada”. 

Al respecto, Paco Huidobro comenta: “Vivimos muy cerca y en realidad no pasamos mucho tiempo juntos en nuestros estudios, sino que nos pasábamos ideas y las hacíamos. O luego nos juntábamos en San Miguel de Allende y lo que surgió fueron muchas dinámicas de trabajo. Cuando estás trabajando con alguien de tanta experiencia como él o como yo, no hablamos realmente mucho. Benny es mucho más de computadora que yo, la tiene muy bien arreglada; y yo la uso como grabadora y mi set up es muy básico, pero utilizo máquinas reales, como pedales de efectos para guitarra y racks, tengo muchos, y esas cosas no las puedo hacer en software o solo con plug ins, porque a mí me gusta tener sabores que nadie más tiene. La experiencia de trabajar con Benny llevó su tiempo de cocción para tener esos sonidos distintos. En realidad, se logró un concepto en el sonido conforme se fueron dando las cosas y poniendo los ingredientes”.

Me parece una apuesta clara de donde estoy ahora y lo que he hecho; es un disco que exhibe al Benny post teatro y teatro musical, el de las películas y el doblaje, porque no ha habido un solo proyecto del que no haya aprendido y lo escucho aquí. Mi voz hoy tiene una presencia y sobre todo contundencia. Me siento feliz con mi manera de cantar”.

Benny.

“Cuando cambió el rumbo del disco -empezamos con el proyecto grande de arreglos nuevos de su repertorio más siete canciones nuevas-, retomé cosas que usé para el ‘Unplugged’ de Fobia, pensando en cambiar un poco su técnica del escenario, su manera de sonar y hacerla nueva, incorporando máquinas que permiten abarcar frecuencias que jamás podrás abarcar con instrumentos microfoneados o con amplificadores o con una batería, porque los PA hoy te permiten tener unos rangos sónicos increíbles y, para mí, es muy bueno sentir esa dinámica en los graves”.

Ese fue el primer approach y lo fuimos llevando al disco, tomando una parte de mucha tecnología y máquinas para abordar el escenario también. Llevé a Benny a reflexionar sobre cómo se escucha la música ahora y cómo poder entregarle al público algo que no sólo te mueva como arte, sino también sónicamente, que digas: ‘este disco no sólo me gusta la canción, sino que se siente padre, llena mi casa’. Algo que a mí me importa mucho de los discos es la manera en la que se capta más la atención del oyente, y para eso también hay que generar texturas en el audio”.

“A partir de ahí, la búsqueda fue en el bajo”, agrega Paco; “tengo una maquinita llamada Bolsa Bass que tiene seis sonidos bien calibrados, con corte, donde cada nota que tocas marca igualito en las agujas. Y también un pedal de guitarra complicado de usar con seis páginas de cada botón, donde si quieres un delay tienes que empezar haciéndolo en dos botoncitos desde el input y vas entrando a cada parámetro. Son como bloques de construcción y ahí vas acomodando y conectando. Tiene módulos granulares y lo usamos mucho. El proceso era que Benny me mandaba un demo con una guitarra o piano, yo volvía a tomar ese track, lo desmenuzaba granularmente y ya no sonaba en lo absoluto a lo que había grabado, sino un vapor o una lluvia de los pedacitos de esa guitarra o piano o incluso de su misma voz. No quería utilizar ningún plug in o algo que pudiera utilizar cualquier otra persona”.

“Si hay algo que tenemos en común Benny y yo es que nos gusta dejarnos sorprender. Hicimos millones de ruidos y él escogió lo que más le gustaba. Benny hace canciones de amor y es muy bueno, pero eso no quiere decir que tenemos que envolverlas en una fórmula comprobada. En ese sentido, hicimos buena dupla, porque en teoría musical, Benny sabe diez veces más que yo, y en ingeniería de audio es muy bueno. Mi labor fue un poco más como ‘destructor’ para lograr dar con todas esas texturas en el sonido”.

Al final, Benny y Paco cubrieron su cometido de vincular la grabación con el sonido en vivo. Así lo reflexiona el primero: “El disco se planeó como una obra de teatro desde un principio, quería que fuera como una experiencia, no sólo una colección de cinco rolas. Todas las canciones fueron compuestas para mí, por Vico Gutiérrez, César Miranda, Memo Méndez Guiú y Valle, su esposa, y hay otra más que es mía y de Vico. Cuando refiero lo de experiencia, es que no hay temáticas que se repiten, tanto musical como melódicamente, y líricamente la idea era que fueran cosas muy distintas”. 

“No fue un disco de diez canciones, como solía hacer, sino que decidimos hacer solo cinco canciones, y se me hizo genial, porque pude tener más contraste entre una cosa y otra, y también para entrarle a la manera en la que el público escucha hoy, cuando sólo te dan quince segundos, y si te regalan 18, es buenísimo. Me parece una apuesta clara de donde estoy ahora y lo que he hecho; es un disco que exhibe al Benny post teatro y teatro musical, el de las películas y el doblaje, porque no ha habido un solo proyecto del que no haya aprendido y lo escucho aquí. Mi voz hoy tiene una presencia y sobre todo contundencia. Me siento feliz con mi manera de cantar”, señala Benny.

Los músicos que se sumaron a la producción de “Nacer una vez más” fueron Pepe Damián (baterías), Vico Gutiérrez y Memo Méndez Guiú (teclados), Paco Huidobro, César Miranda y el propio Benny (guitarras). Y las sesiones de grabación fueron al más puro estilo home made, siendo él mismo su ingeniero: “Las guitarras acústicas de la cuarta rola las hizo Paco y todas las demás, de humanos comunes y corrientes, las hice yo. También está César Miranda, que tocó una guitarra de doce cuerdas en ‘Luna’, prácticamente como un amuleto, porque esa guitarra ha estado grabada en todos mis discos, y por alguna razón extraña, en este no había tenido espacio hasta que llegó él”.

En varias conversaciones, le decíamos a Benny que debía hacer lo suyo. El teatro musical ha contribuido mucho a su expresión vocal, pero había un espacio creativo donde tenía una deuda consigo mismo”.

Vico Gutiérrez

Búsqueda continua

Uno de los artífices de esta producción y quien impulsó a que Benny sacara material propio, fue Vico Gutiérrez, que así narra su experiencia durante la producción de “Nacer una vez más”: “Benny estaba haciendo muchas otras cosas, pero digamos que de su propio espacio, estaba inactivo. En varias conversaciones, alrededor de una botella de mezcal o whisky, le decíamos que debía hacer lo suyo y, no era solo mi opinión, no por demeritar lo demás, pues eso le ha permitido crecer muchísimo. El teatro musical ha contribuido mucho a su expresión vocal, pero había un espacio creativo donde tenía deuda consigo mismo”.

“Hace seis años empezó más en serio este trabajo. Nosotros tenemos una simbiosis que se construye de forma caótica. Él es muy ordenado y nuestras formas de trabajar son ciertamente distintas, pero mi papel es ponerle en la mesa los elementos que sienta que pueden fluir con su entorno. Benny es alguien que tiene mucha disciplina; en especial tiene la disciplina de la presión que lo hace forzarse a fluir más. En el camino, la incorporación de Paco Huidobro fue fundamental, es alguien con una creatividad gigante y también es muy desordenado y caótico, entonces fuimos una colaboración que tiene claro los términos de Benny para que se mantenga su idea de producción, creativa y de interpretación de su propio material. Es alguien que escucha, sabe que debe hacerle caso a su voz interior y yo contribuía en ese sentido, para que la carne de lo que se escucha siga siendo su impulso creativo, hallar las cosas que resuenen con él en el estudio y el escenario”. 

“Esa fue la búsqueda”, continúa Vico; “me siento tremendamente afortunado de que las canciones que hicimos para él se hayan quedado en el disco. La participación de los coautores fue tremenda; hay una cantidad de talento enorme en la gente que está alrededor de Benny, pero la carnita es él: su criterio y su columna de lo que quiere, no se tenga la menor duda”.

Llegado el momento de plantear sesiones de grabación, Benny activó el rol de ingeniero con toda certeza, como lo menciona: “Grabé en 11:11 las baterías y el piano de Memo Méndez, y Paco armó cosas en su estudio; cuando suena el piano de Vico es el de mi abuelo que está en San Miguel de Allende. También las voces las hice en casa. Usé un Manley Reference con un microrobot que tenemos de Townsend Labs, un micrófono que, vía un plug in de Universal Audio, cambia el modelo de micrófono, y con ese grabé también el piano de Vico. El 95 por ciento de las voces tiene un ELA M 251 de Telefunken, pasado por un Shelford Channel de Rupert Neve Designs con la interfaz MT 48 de Neumann. Esa interfaz, ese channel y ese micro son increíbles. Monté todo en Logic y con eso”. 

Desde la visión de Paco, que Benny tomara las riendas en la captura fue un acierto: “Cuando grabamos baterías, no estaba tan seguro de querer grabarla nosotros, pero la manera de usar los micrófonos, cómo los acomodó y él mismo afinó el instrumento, fue perfecto. Grabó su room con un par de micrófonos que Erik Rubín le prestó y yo nunca había escuchado, ni con los ingenieros más pesados que he trabajado, la experiencia del sonido que sacó Benny”. 

Para Benny no es que fuera natural, sino un compromiso con su proyecto: “Yo grabo porque el resultado, al final, es mi sonido. Tradicionalmente hay un productor musical, un ingeniero, el de master, pero en mi caso y, porque termina todo en mi laptop, hay otro crédito que es el de ensamblador oficial del álbum. Es otra manera de producir, teniendo yo los tracks de todo el álbum, decido qué quiero y qué no quiero. Paco me confío eso. Para la voz, yo decidí arreglos, melodías, toda la producción vocal. A Vico, si hubiera que ponerle título, sería el de artífice para que esto sucediera, porque yo sin él estaría quizá haciendo una obra de teatro más o auto saboteándome”.

“Lo más importante que hizo Paco fue dar la dirección hacia un sonido específico, que tal vez si hubiéramos sido solo Vico y yo, nos hubiéramos repetido. Paco trajo otra forma de trabajar, y en ese sentido, creo que si bien es un disco de Benny, claramente también es de Paco Huidobro, porque sin él no habría tenido el elemento sorpresa”, comenta Benny. 

“Paco hizo todas sus cosas, me entregó sus tracks, y durante tres meses lo ensamblé en casa. Fui quien hizo las voces, puse las baterías donde quería… ponía todo en orden y luego mezclé el disco, como un ejercicio en mi casa para conocer realmente qué quería y que así, quien hiciera la mezcla, ya sólo tuviera lo más magro del álbum, que es lo que le mandé a César Sogbe, con quien ya había trabajado en mi disco “Om” y cuando aprendí a producir con ADATs y como Dios me dio a entender. Antes probaba mucho, pero ahora ya sé qué quiero y voy por el micrófono que tengo en mi cabeza y lo pongo donde sé que va a sonar. En ese entonces, mis guías eran Everardo Cano, obviamente, Memo Méndez, Fernando Toussaint y Sabo Romo, más la banda que grabó conmigo ese disco. César llevó a otro nivel aquel material, lo puso en una SSL increíble e hizo que la producción amateur se transformara en algo profesional, sónicamente hablando, y ahora me encantó lo que volvió a hacer con este material”. 

Llevé a Benny a reflexionar sobre cómo se escucha la música ahora y cómo poder entregarle al público algo que no sólo te mueva como arte, sino también sónicamente, que digas: ‘este disco no sólo me gusta la canción, sino que se siente padre y llena mi casa”.

Paco Huidobro.

Procesos que llevan a la magia

Sobre la mezcla y masterización, el camino fue sumar oídos experimentados: “César ha ganado muchos Grammys y ha trabajado con las estrellas más grandes de Latinoamérica. Tiene la claridad para hacer un disco donde no le den miedo los sonidos que le estábamos entregando, para que los exacerbara, que le diera brillo a la parte más experimental del sonido con otro lenguaje y me encantó. Hicimos tres vueltas y entre cada envío pasó mucho tiempo. Escuché las canciones en diferentes partes, hacía mis anotaciones y el proceso de la mezcla de las cinco canciones terminó siendo de seis semanas o más”. 

“Luego, para el mastering, antes de la pandemia, Paco cayó al estudio con un amigo inglés que hizo las masterizaciones de Billie Eilish. Era John Greenham, con quien nos hicimos hermanos; le pasé cosas de ‘Vaselina’ y ‘Jesucristo Súper Estrella’ y, claramente, llegado el momento, lo iba a querer para lo mío. Él terminó de acomodar todo, de darle lo que debe hacer un buen ingeniero de mastering, endulzó los agudos bastante y les dio definición a los graves, pero sobre todo, a la voz la hizo más íntima. Todos entendíamos que teníamos un disco importante”.

Paco confirma: “A César y John los dejamos ya con las decisiones muy tomadas en cuestión artística, para que ellos tomaran las decisiones técnicas. En ese sentido, hay que entender que en la producción musical te haces de tus soldados y no los puedes mover de lugar, porque pierdes la batalla. Con Benny fue una experiencia de comunión y amigos”. 

“Esta experiencia con Benny confirma que ya pasamos por todas y, a la hora de hacer este disco confió en mi locura y yo en la suya. Me pareció buenísimo que después de tantos años de no sacar material, me escogiera a mí para darle el rumbo inicial a las cosas, sin caer en lo tradicional y lo más digerible, como si no hubiera criterio. Apostamos porque la música se sintiera y también fue genial proponer texturas de audio para quien lo estará escuchando”.

Para Benny, este álbum permite redescubrir su música. Así culmina: “Es un disco que está hecho para degustarlo con el paso del tiempo. Quien me conoce lo va a disfrutar mucho y quienes no, me van a descubrir de una manera asombrosa. Creo que es un disco que en unos cinco o diez años seguirá sonando actual. Soy muy cuidadoso de evitar tendencias sonoras y las modas en la producción musical”.

Entrevistas: Nizarindani Sopeña / Redacción: Marisol Pacheco

Experiencia indudable

De origen venezolano, César ha sido ganador de un Grammy y once Latin Grammys. Está radicado en Miami y su pasión por la mezcla surgió cuando entró por primera vez a un estudio de grabación a los veinte años. Debutó en 1987 como ingeniero asistente en International Sound en North Miami y rápidamente incorporó su sonido característico a los discos en los que ha trabajado. Para César, la mezcla ayuda a conectar al artista con el oyente, y solo considera que una mezcla es perfecta cuando todos los involucrados están contentos. Es una figura clave en la escena musical de la costa este de Estados Unidos y además de Benny, ha colaborado en discos de Prince, David Byrne y Natalia Lafourcade, aportando siempre su vasta experiencia.

Bolsa Bass: Bajo sintetizador monofónico clásico

Uno de los juguetes sónicos de Paco Huidobro. De la marca Critter & Guitar, integra un secuenciador por pasos integrado con el que el usuario puede programar cualquier ritmo que desee, manipulando el sonido con la variedad de controles de parámetros, entre los que se incluye un filter envelope que crea los barridos de filtro clásicos que caracterizan el sonido de un bajo sintetizado clásico. Además, se puede desafinar en un rango de octavas, lo que permite al usuario mover el bass patch por todo el espectro.

Neumann MT 48, confianza total

Uno de los equipos más valorados por Benny en la producción de “Nacer una vez más”, es esta interfaz de audio, diseñada con la incuestionable calidad Neumann y control intuitivo vía su pantalla táctil. Cuenta, además, con convertidores AD/DA líderes en su clase con un gran rango dinámico, procesamiento DSP (EQ, dinámicos, reverberación), cuatro mezcladores independientes con intercomunicación integrada y conectividad USB, ADAT y AES67.