Tras su participación en las masterclasses de sound:check Xpo de este año, Ken Caillat abrió las sesiones de sus grabaciones para compartir sus experiencias como productor e ingeniero de grabación junto a artistas como Paul McCartney, Pink Floyd, Michael Jackson y, desde luego, Fleetwood Mac, junto a quienes produjo el legendario álbum “Rumours”. En 2012, Ken publicó el libro “Making Rumours”, una autobiografía sobre sus experiencias en la producción y la ingeniería del icónico disco y luego, en 2019, publicó “Get Tusked”, sobre la creación del álbum doble multiplatino del grupo, “Tusk”. A continuación, algunos de sus pensamientos y remembranzas.

Fidelidad a la vocación
El amor por el audio, algo circunstancial. Así lo recuerda Ken: “Mis padres querían que estudiara Derecho y mientras lo hacía, conseguí trabajo con un abogado y, bueno, me di cuenta de que odiaba serlo. Justo en esa época empecé a aprender a tocar la guitarra y escribir canciones. Decidí mudarme a Los Ángeles para conseguir trabajo como ingeniero de grabación, mientras aprendía a escribir y grabar mis propios temas”.




“Cinco años después aprendí a ser ingeniero, pues ya me había dado cuenta de que no era un buen compositor. Me enamoré de hacer que el sonido fuera mejor, de que la guitarra se escuchara mejor, de que todo sonara mejor, que todo fuera igual de bueno. Y por eso también es que sigo usando la ecualización analógica”.
Para Ken, los años setenta fueron una época de práctica en ebullición. “Fue una época maravillosa, porque había muchas buenas bandas escribiendo las mejores canciones, las que cuentan historias. Así conocí a Fleetwood Mac”, evoca emocionado y añade: “los conocí a finales de los setenta, cuando estaba en el estudio llamado Wally Heider”.
Ese primer encuentro se transformó en un vínculo creativo, potente, único: “Su discográfica quería que grabaran un programa de radio, una hora de su música. Fueron a mi estudio y me pidieron hacerlo. Era para un programa llamado ‘King Biscuit Flower Hour’, y el plan era que tendría todas las canciones del álbum anterior –‘Fleetwood Mac’-. Querían que fuera el ingeniero de sonido y lo mezclara, pero dije que no y un amigo me dijo, ‘¿estás loco? Tienes que ir y decir que sí’. Así que estudié el disco, me lo compró mi amigo y acepté. Fueron al estudio y empezamos a hacer la mezcla, era un sábado… no pensé que haría una carrera con eso”.
“Al día siguiente irían a un gran estudio a mezclar un sencillo: ‘Rhiannon’, que sería del disco ‘Rumors’. Cuando se despidieron, me dijeron: ‘Lo siento, no vienes con nosotros a grabar este disco’, pero luego pasó que quien iba a hacerlo estaba tan nervioso que no podía hacerlo, así que lo despidieron. Y, al día siguiente me llamaron y me preguntaron: ‘¿Harías el remix de “Rhiannon?’. Dije que sí. De alguna manera ya sabían lo que hacía. Así fue como conseguí el trabajo. Luego, una semana después, me dijeron: ‘Ya no vamos a contratar a este otro tipo, pero vamos a ir a Sausalito a grabar nuestro nuevo disco. ¿Quieres venir con nosotros?’. Dije que sí”.
Un camino sonoro progresivo
Una de las cosas más atesoradas por Ken es la complicidad con Fleetwood Mac y lo divertido que era crear sonidos, a pesar de los conflictos que también surgieron entre los integrantes del grupo: “Fue muy divertido”, recuerda; “me dejaron hacer lo que me encanta, que es crear sonido, cambiarlo y hacerlo mejor; eso era todo lo que querían que hiciera. Las dinámicas entre ellos fueron difíciles, porque varios estaban rompiendo o separándose y de repente había peleas o llanto en el estudio y yo les decía: ‘Si van a pelearse, ¿les gustaría grabar? Vayan a hablar. ¿De acuerdo? Y trabajaré con ustedes. Hice lo que pude, trabajé con quien pude para que fuera más fácil”.

Para Ken, fue un reto tranquilo abrazar el audio digital. De ese proceso destaca: “Eso es lo que ya hacía con la tecnología analógica. Y creo que lo analógico da más control y más fidelidad al sonido. Así que trabajé en eso casi doce meses ocupando casi todo lo que ya usaba, excepto el multipista. Luego tuve que empezar a aprender lo que quería hacer con lo digital; elegí lo que me gustaba de ello, que es limpio y elegante, pero aún me gusta el sonido analógico ‘sucio’, que simplemente se crea y luego se pueden hacer copias y cosas así”.
“Me gusta Pro Tools; tengo muchos plug ins. Con ellos se puede hacer sonar las cosas con un ajuste rápido. Hoy la tecnología digital es muy diferente a la del principio, es más clara y transparente”.
Si algo se pudiera destacar del sonido de Ken Caillat es su uso de ecualizadores de tres bandas, sus favoritos: “Sí. Me gustan por nítidos y limpios. No quiero complicarme metiendo cosas que requieran abrir tantas páginas, así que me lo hago muy sencillo en el ámbito digital. Uso un 1176 que conozco, compresor y limitador que ya viene en emulaciones de equipos con los que trabajé durante muchos años. Hoy hay de todo y poco a poco, se están complementando. Yo usé mucha ecualización para que la guitarra brillara mucho, lo cual es divertido y creo que la gente sigue gustando de eso todavía”.
Entre líneas, Ken subraya lo que debería mantenerse como alma de los discos: las canciones. “La gente sigue acercándose a la música de ‘Rumours’ por su sonido y las canciones…es decir, muchos jóvenes se identifican con las peleas de pareja, ¿verdad? La historia detrás del álbum es maravillosa”.
Que haya existido un ingeniero sensible y capaz, técnica y energéticamente, para hacer estas grabaciones legendarias, la maravilla detrás de lo que perdura.
Entrevista: Nizarindani Sopeña / Redacción Marisol Pacheco