Como una de las primeras tiendas de boutique de instrumentos musicales en México, Roy Guitars desarrolló el concepto de boutique para ofrecer a sus clientes no sólo la venta en sí, sino toda una experiencia que refleja el conocimiento y pasión de su fundador, Rodrigo “Roy” Tapia.
Un instrumento que atrapa
Ubicada en el Estado de México, Roy Guitars plasma el alter ego de su fundador, quien desde la infancia estuvo expuesto a la música y, antes de tener a las guitarras como instrumento primordial, fue baterista. Fue el contacto con una Gibson SG 1966 de su papá y el encuentro con su amigo Óscar Acosta, lo que despertó su curiosidad por el instrumento encordado. Así lo recuerda: “La guitarra de mi papá no afinaba bien, me dijeron que tenía que octavarla y yo no entendía qué era eso si, además, para eso estaban las perillas de los clavijeros. El punto es que no lograba dejarla bien y no tenía dinero para estarla llevando a arreglar. Me vi en la necesidad de tomar un desarmador y moverle yo, y así noté que mejoraba el sonido y la estabilidad. Así empezó Roy Guitars”, menciona.
“Después fui al Centro de la Ciudad de México y conocí el primer taller, en Mesones y Bolívar. No supe qué le hicieron y ya sonaba parejita la guitarra, pero desde ahí me arriesgué más y empecé a trabajar durísimo en eso. Dije: ‘Si en ese taller -que estaba en pésimas condiciones- pudieron, yo debo intentarlo’. Me atrapó el misterio de saber qué hicieron, qué usaron. Me pasé toda la preparatoria metiéndole mano bien brusco a las guitarras, y cuando ya debía decidir qué carrera estudiar, dejé la opción de ser veterinario porque quería Música. A mi papá casi le da el infarto, pero me apoyó y dimos con la Universidad G Martell de Copilco, donde cursé la carrera de Composición y Arreglos Musicales. Tenía una materia que era Octavación y Mantenimiento de Instrumentos Musicales y desde ahí le vengo haciendo; entendí por método lo que venía haciendo tiempo atrás por curiosidad y supe que podía y quería hacer eso. Me fueron ubicando como el que arreglaba las guitarras de G Martell y empecé a hacerlo en mi casa también”.
Fui al Centro de la Ciudad de México y conocí el primer taller, en Mesones y Bolívar. No supe qué le hicieron y ya sonaba parejita la guitarra, pero desde ahí me arriesgué más y empecé a trabajar durísimo en eso”.
Así, acompañando su formación con los maestros y la búsqueda de información en libros y manuales, contó con el apoyo familiar para montar su primer taller. “Me agarró la música de forma muy inocente, y con el tiempo comprendí que debía invertir en buenas herramientas, porque se necesita mucha precisión para esto, pues es física lo que tiene el instrumento. Fui ganando reputación de boca en boca, me buscaban en Valle Dorado y tenía una cartera de clientes muy buena. Dejé la casa de mis papás a los 21 años, conocí a mi esposa y con ella fui dándole forma a esto ya como un negocio”.
Valores, filosofía y misión
En el ínter de ese desarrollo como negocio, Roy también experimentó el trabajo como técnico de guitarra para conciertos y giras con artistas y músicos de acompañamiento, como Aleks Syntek, Kiko Cibrián, Yahir, Ludovico Vagnoné, Fede Barragán, Luis Rey, Jesse & Joy, Los Bukis y Marco Antonio Solís, entre otros: “Fueron como doce años y hasta hoy sigo siendo alguien a quien buscan para salir de gira, pero con el consejo de amigos empresarios muy estimados como Luis Domínguez, he podido tener el criterio para enfocarme acá”.
Roy también experimentó el trabajo como técnico de guitarra para conciertos y giras con artistas y músicos de acompañamiento, como Aleks Syntek, Kiko Cibrián, Yahir, Ludovico Vagnoné, Fede Barragán, Luis Rey, Jesse & Joy, Los Bukis y Marco Antonio Solís.
Hace poco más de año y medio que Roy Guitars se encuentra en su actual ubicación, en la zona céntrica y más concurrida de Las Arboledas, Estado de México. La reputación que prevalece de su trabajo hoy sigue apoyada en cimientos de negocio sólidos con valores, una filosofía y misión, no sólo empresarial, como expone orgulloso Roy:
“Nos ha ido muy bien y estamos colocando grandes marcas, una de ellas Martin Guitars, que tuve la fortuna de que me llevaran a la fábrica de México y constatar que hacen las guitarras con alma. Es muy lindo saber que hay terceras generaciones trabajando con la marca y que lo hacen porque quieren, por pasión y porque saben dónde están. Esto se trata, creo, de sembrar, tienen 190 años en el mercado y no es en vano. Yo persigo eso aquí, porque es un negocio muy bonito: te da la gran oportunidad de probar nuestro servicio y llevarte un gran instrumento que además está garantizado que cuidemos para que lo tengas sin problemas”.
En Roy Guitars también se encuentra la marca PRS: “Todos los instrumentos pasan por nuestro centro de servicio; cambiamos las cuerdas por unas que el cliente ni siquiera está pagando, pero esa es la diferencia con el resto de las tiendas. Somos únicos en esa área y otorgamos valores agregados. Trato de poner el ejemplo, y es que si la gente viene por su cuarta guitarra no es adicción, sino que ellos son artistas y necesitan distintos instrumentos para poder plasmar su sonido, como los pinceles al pintor. Por eso, Roy Guitars no es una tienda más”.
Entrevista: Nizarindani Sopeña / Redacción: Marisol Pacheco