El incremento en los nuevos contenidos originales a raíz del auge de los servicios de streaming exige a los realizadores que sus tiempos, tanto de producción como de postproducción, sean más eficientes. Esto conlleva a la subdivisión y a la especialización dentro de los procesos para llegar a la creación de contenidos de alta calidad y competitivos en el mercado.
Labores concretas
La postproducción de sonido es una de las piezas más importantes en la finalización de un producto audiovisual. Gracias a este proceso, tanto la calidad como el impacto emocional y narrativo que los productores y directores pretenden transmitir se verán altamente favorecidos. El propósito de la postproducción de sonido es el de aumentar, enriquecer y fortalecer el impacto emocional a través de él.
Para esto, los productores y creadores se apoyan de un supervisor de sonido, a veces conocido como diseñador sonoro, quien está encargado de traducir a sonidos las ideas, emociones e intenciones que se pretenden transmitir. Él o ella serán responsables de la orientación sonora del proyecto y la supervisión de todas las partes del mismo.
Debido a la envergadura de la realización de una banda sonora de alta calidad, es necesario que el supervisor tenga a su cargo un equipo de especialistas en las distintas partes que conforman la postproducción de sonido. Si bien el supervisor sonoro tiene los conocimientos técnicos y teóricos para la culminación de una banda sonora, es importante la contribución de distintos perfiles de editores y diseñadores, ya que cada uno de ellos cuenta con habilidades, herramientas y criterios artísticos que aportan mayor calidad al producto audiovisual.
Es necesario descomponer la banda sonora en sus partes más esenciales para tener un mejor control y atención al detalle, además de que en cada una de estas partes, los procesos creativos y técnicos a los que se enfrentan son diferentes y requieren de distintos enfoques.
Los elementos en los que se puede descomponer una banda sonora son: diálogos, efectos y música. Habitualmente, el supervisor sonoro sólo estará a cargo de las dos primeras y se apoya de un supervisor musical para la última. Además, es necesario descomponer aún más estas categorías para llegar al nivel de detalle que requieren los proyectos audiovisuales de alta calidad.
Dentro de los diálogos existen varios procesos que son esenciales y los más importantes para la narrativa, ya que es donde se encuentra la mayor cantidad de información de la historia y si no son comprensibles, ésta se pierde. El editor de diálogos es el encargado de recibir el sonido de producción, quitar ruidos ajenos, suavizar los cambios de plano o escena y realizar una limpieza general de los mismos. Para lograrlo, el editor se apoya de otras tomas del mismo sonido directo, así como de softwares que analizan y modifican audio de forma espectral para remover ruidos no deseados. Si no es posible, o la línea de diálogo tiene algún otro problema técnico irreparable, se pide ADR (Automated Dialog Replacement por sus siglas en inglés), para que se regrabe.
ADR es la grabación de los diálogos posterior al rodaje, en la que el mismo actor vuelve a decir sus líneas en un estudio acústicamente tratado. También se pueden grabar nuevas líneas de diálogo o cambiar algunas para el beneficio de la historia, si el director lo cree necesario. Es importante que los ingenieros de grabación de ADR estén al pendiente de la sincronía entre la nueva grabación y los labios del actor en pantalla para que el espectador no note que fue un diálogo añadido.
La categoría de efectos sonoros se divide a su vez en dos grandes rubros: edición y diseño de efectos de sonido, y grabación y edición de foley. Los editores de efectos se encargan de añadir los sonidos del entorno dentro de la narrativa, tanto lo que se ve en pantalla como lo que no se ve. Se pueden dividir en efectos duros (hard effects), que son aquellos sonidos que generan los elementos ajenos a los personajes, por ejemplo: puertas, celulares, interruptores, automóviles, aviones y demás.
Por otro lado, los efectos atmosféricos o ambientes son aquellos sonidos que apoyan cosas generales como el viento, tráfico, océano, o cualquier otro elemento que ayude a situar la escena en un espacio sonoro, apoyándose de pequeños sonidos específicos para darle vida y matices a este universo sonoro.
Los editores se apoyan de bibliotecas de efectos pregrabados con una variedad de sonidos. Es importante que el editor escoja el apropiado para la perspectiva de cámara y momento narrativo que muestra la pantalla. No siempre el sonido real de un objeto será el correcto, ya que el espectador está acostumbrado a que las cosas suenen de cierta forma en el mundo audiovisual. Un ejemplo son los balazos: en la ficción, estos no suenan como lo hacen en la realidad, ya que están realzados y aumentados para impactar al espectador.
Hay un área dentro de la edición de efectos que se centra en el diseño de nuevos sonidos para elementos que no son encontrados en el mundo real, como hechizos mágicos, naves espaciales, el rugido de un dinosaurio e incluso el sonido de transiciones y efectos visuales y demás, que deben ser realizados a partir de la creatividad de un diseñador sonoro. Este especialista se enfoca en la implementación de procesos, como combinación de sonidos, síntesis, modulación de tiempo y tono y manipulación espectral, entre otros, para llegar a sonidos que no han sido escuchados.
Es importante que los nuevos sonidos tengan algún rasgo familiar para que el espectador pueda identificar en lo que se apoya. Por ejemplo, incluir el sonido de un jet para el vuelo de una nave espacial o el chillido de un elefante bebé para el rugido de un dinosaurio hará más fácil la asociación del sonido con el elemento en la pantalla.
La otra categoría dentro de los efectos sonoros es el foley. Su nombre proviene de Jack Foley, el inventor de esta técnica y consiste en grabar los movimientos de los actores en pantalla a tiempo real y el encargado de copiar y recrear los movimientos es el artista foley, apoyado por un ingeniero de grabación.
Los movimientos que se cubren con los foleys son: los pasos, el movimiento de ropa y objeto o accesorios con los que interactúan los personajes, como platos y cubiertos. Un buen artista tiene la sensibilidad de entender la historia y apoyar la narrativa a través del carácter del sonido, haciéndolo único para cada proyecto, por ejemplo: el peso de sus pasos, el tipo de ropa que usa, la intensidad de los movimientos y demás. Se le llama artista porque interpreta, a través de sonidos y movimientos, los sentimientos de los personajes, añadiendo un grado más profundo a la narrativa.
Grabar foley para un proyecto es muy importante, ya que brinda un nivel extra de realismo al sonido, cubriendo detalles o movimientos que no serían captados por los micrófonos del set o difíciles de cubrir con edición tradicional. Una vez completada la grabación, es tarea del editor de foley asegurar una perfecta sincronía de los sonidos contra la imagen.
Una vez teniendo todos los elementos se pasa a la finalización del proyecto, que es la mezcla de sonido. Este es el último proceso de la cadena y consiste en balancear los diálogos, efectos y música, de tal manera que cada uno de ellos esté situado de forma correcta en el espacio sonoro.
Mezcla: oficio y arte
El mezclador de sonido o mixer (por su nombre en inglés), es el que se encarga de este balance, modificando dinámicas en los niveles, reverberación y ecualización para dar claridad, impacto, profundidad y continuidad a la banda sonora. Es un proceso altamente colaborativo entre el director, el supervisor de sonido y el mixer, en el que decidirán de qué forma el sonido apoyará los momentos narrativos. Un ejemplo de ello es una escena triunfal donde la música tenga que ser la protagonista, o un momento íntimo, donde es más importante escuchar cada respiración y movimiento de los personajes.
Es importante considerar el espacio en donde se mezcla, ya que éste tendrá un gran impacto en la traducción del proyecto una vez que sea distribuido. Es deseable recrear de forma adecuada el ambiente en el cual será visto y escuchado. Si es una película con estreno en salas de cine, es recomendable que la mezcla se haga en una sala con condiciones similares y con la correcta calibración acústica asegurar la correcta reproducción en las salas comerciales.
La especialización en la postproducción de sonido tiene como objetivo el realce, la perfección y la atención al detalle de cada elemento, para que en conjunto tengan el impacto emocional que requiere un producto de alta calidad. Es importante conocer el alcance y las posibilidades que cada área puede aportar al proyecto. Si bien un buen editor de sonido o diseñador sonoro tiene conocimientos en todos estos campos, siempre existirá un área en donde sus talentos se vean más aprovechados. Es en la especialización donde los editores, diseñadores y mixers pasan a ser verdaderos artistas sonoros.
*Ingeniero en producción musical digital por el Tecnológico de Monterrey en México con una especialidad en diseño sonoro para medios visuales por Vancouver Film School en Canadá. Cuenta con cuatro años de experiencia en la industria en proyectos para radio, cine y televisión/streaming. Actualmente se desempeña como mezclador de sonido en Labo México.