Teatro Telcel: palacio musical, milagro de la arquitectura moderna

¡Que suba el telón! La ciudad de México ahora puede enorgullecerse de tener uno de los tablados más modernos, elegantes y funcional es de América Latina, ya que el nuevo Teatro Telcel es uno de los más completos y versátiles de esta región y el mundo. Su diseño arquitectónico se realizó con base en conceptos espaciales propios de la cultura mexicana: amplias terrazas, plataformas que caracterizan la topografía prehispánica y acceso a la luz natural, gracias en parte a la enorme dovela que lo identifica. El reto para sus constructores fue adecuar el local a los estrictos requerimientos que demandan las obras musicales de alta gama, y la sala y el escenario destacan, al ser de los mejor equipados de la industria del espectáculo.
Una serie de coincidencias afortunadas

El Teatro Telcel es un edificio multifuncional que puede recibir a las producciones más exigentes del momento. “Hay una historia”, revela Federico González Compeán, director corporativo de la División Internacional de Grupo CIE; “este teatro lo diseñó el arquitecto español Antón García Abril, del Estudio de Arquitectos Ensamble, y entiendo que el lugar tenía una vocación diferente a la de los musicales”.

Le faltaban seis metros de altura. “No se podían hacer musicales”, comenta Federico, pero “cuando Grupo Carso quedó como propietario del teatro, entró Ocesa Teatro como operador y propusimos que se hicieran algunas adecuaciones con el fin de que fuera utilizable para presentar obras de Broadway”.

Mejorar las condiciones. “Aunque el proyecto original y las entradas eran ideas de Antón García, hubo otra gran colaboración”, explica Federico González Compeán: “Cuando llegamos con la propuesta de hacer un teatro, se planearon algunos cambios. Ahora, tiene 40 tiros automatizados, un foso de orquesta cómodo, una isóptica insuperable, mejor acústica y la aportación de una mayor caja escénica, obra del arquitecto mexicano José De Arimatea Moyao”.

La primera butaca del mezzanine, a sólo 15 metros del telón de boca. “Es lo que lo hace tan cercano. Más que otros teatros que conozco”, Federico cuenta la anécdota: “fui con el arquitecto Moyao a medir personalmente el Teatro Minskoff de Broadway, que está un poco más lejos de lo que logramos aquí”.

Sin igual en América Latina

El Teatro Telcel tiene una ubicación peculiar: bajo tierra. “De este hecho no conozco otro recinto igual”, continúa el directivo de CIE; “además de que cuenta con ocho mil lugares de estacionamiento y está en la misma zona que el Museo Soumaya, un acuario próximo a inaugurarse, el Museo Jumex (que también abrirá dentro de poco), y dos centros comerciales. Se ofrece toda una experiencia, porque “el fin de semana puedes ir al teatro, comer e ir al museo”, sonríe Federico González Compeán; “para el visitante, se convierte en algo muy agradable, por toda la oferta del área”.

Éxito en taquilla. “Creo que tenemos un público asiduo que conoce de obras musicales”, agradece Federico; “es un grupo de 500 mil espectadores en todo el país. Siempre lo hemos hecho en Ocesa Teatro, pero lo queremos dar a conocer mucho más, ahora en el Teatro Telcel: es Broadway en México, con lo que eso implica: que vengan los creativos de las obras, que ellos escojan el elenco y que el vestuario, luces, efectos especiales y demás sean exactamente como en las obras de allá. Si es necesario comprar una tela a Grecia, vamos a traerla”.

Feliz casualidad. “Fue justo hace ocho meses, cuando se iba en terminar el teatro, que estábamos buscando contenido para inaugurarlo, que salimos a la búsqueda y encontramos Wicked. Creyeron en nosotros y se dio la coincidencia para abrir las puertas con ese musical”.

Llenarlo de belleza. “Nosotros somos los promotores y operadores del Teatro Telcel”, afirma Federico González Compeán; “como en la mayoría de los inmuebles, Ocesa es una concesión. No es dueña del Foro Sol, ni del Teatro Metropólitan, el Pepsi Center o el Teatro Banamex, sino que operamos los lugares y les ponemos espectáculo”.

“Es un gran lugar”

Vigencia. Desde hace más de 20 años, el arquitecto José De Arimatea Moyao ha estado involucrado en obras como la construcción de la Ciudad de las Artes en Querétaro, el Centro Cultural Mexiquense en Texcoco, el Cine Ocampo en Cuernavaca, el Centro Cultural de Los Mochis en Sinaloa, el Auditorio Telmex en Guadalajara, el Pepsi Center y el céntrico Teatro Metropólitan en el Distrito Federal, entre muchas otras, obteniendo así reconocimiento en su tierra y fuera de ella.

Aumenta la plusvalía del vecindario. “El Orfeón era un cine”, recuerda José De Arimatea arrancando la entrevista; “lo hicimos teatro para Disney y la zona se regeneró. Es una oportunidad para que los gobiernos reactiven ciertos desarrollos. Además de ser detonadores, son hitos urbanos. De esos edificios reciclados, me ha tocado hacer bastantes”, explica.

Sinceros. “Cuando Federico González Compeán me pidió que viniéramos a ver el Teatro Telcel, le dije que era una inversión muy grande pero que no funcionaba para una producción de Broadway. Después estuvo Tom Schumacher, director general de teatros en Disney y nos dijo lo mismo. Este momento fue difícil porque el teatro estaba por terminarse, de forma que mi intervención fue la adaptación y transformación de la sala”.

Cirugía en concreto

“De entrada, uno de los cambios más importantes para poder recibir producciones era levantar la caja escénica”, plantea el arquitecto Moyao; “es la parte característica, la esencia de un teatro está justamente en su caja, que forzosamente debe tener un sobrepaso, porque los telones suben y bajan; de hecho, la crecimos seis metros hacia arriba, para tener ahí la mecánica teatral y todas las escenografías”, agrega.

En el Teatro Telcel. “Tenemos 40 varas en el interior; de éstas, cinco son electrificadas”, detalla; “cada una tiene capacidad de 650 kilogramos de carga, mientras que las electrificadas, más de una tonelada”.

Un compromiso, recibir mil 400 espectadores. “Era lo mínimo, para que el lugar estuviera en equilibrio con la rentabilidad del boleto”, cuenta José De Arimatea; “eso influyó muchísimo: varios peleamos por el tipo de butaca. No sólo usamos la normatividad nacional: utilizamos la del código IBC, International Building Code”. Esto permite las filas continuas. “Usando huellas más amplias, para que pueda pasar la gente”, explica; “nos permitió tener mayor aforo. Además, ambas partes (abajo y arriba) están pensadas para facilitar el tránsito de discapacitados. Tienen una accesibilidad muy cómoda”.

Por otra parte, era esencial el control de ruido. “Los muros son de concreto, pero tenemos fibra de vidrio y luego una capa de madera especialmente perforada para el lugar”, subraya, “para absorber el sonido”. Esto se hace con base en los cálculos para los diseños acústicos; pueden ser círculos, como en el Pepsi Center, o mallas, como en el Foro Imperial de Acapulco. Buscamos diferentes materiales para personalizarlos, pero todo está estudiado. En el Teatro Telcel son unas ranuras, como una especie de  alcancía”.

Teletec México, sus instaladores de confianza. “Intervienen en muchas cosas con nosotros”, pone los ejemplos, “como el Colegio Americano, que era un gimnasio y lo hicimos teatro, o el Museo de Ciencia e Industria del Grupo Modelo, en Toluca. Antes, era la Cervecería Victoria y trabajando con Teletec, hicimos toda la iluminación museográfica”, concluye José de Arimatea Moyao, arquitecto a la vanguardia en este tipo de recintos que elevan no sólo el nivel económico de las zonas donde se establecen, sino la cultura y la identificación de los habitantes con su ciudad.

Mecánica teatral, magia computarizada

Reconocida en la industria del espectáculo como una de las empresas de instalación más sólidas de México, Teletec México fue autora de la remodelación en el Palacio de las Bellas Artes, el Pepsi Center y el Colegio Americano, entre un sinfín de obras recordadas en la industria del espectáculo. Durante la entrevista, su presidente, David Alexander, nos pone al tanto de la odisea detrás del Teatro Telcel.

“Hace dos años y medio llegó un grupo de promotores españoles representando a la Sociedad General de Autores y Editores, que buscaban empresas en México que pudieran desarrollar un teatro de las más altas prestaciones”, David hace memoria, “me invitaron a España. Vi su trabajo y a los técnicos de la SGAE, que ensayaban una obra de teatro en Sevilla; impactante. Nos explicaron que querían hacer uno a escala menor en México, pero con la misma tecnología”.

La SGAE nombró como encargado de obra al arquitecto Antón García Abril, del Estudio de Arquitectos Ensamble. “Un artista”, lo describe David Alexander, “pero con pocos conocimientos teatrales, desafortunadamente”. La obra estaba en marcha, pero por un desacuerdo interno en la SGAE (algunos socios consideraban que no deberían ser dueños de espacios, sino limitarse a repartir el dinero entre sus miembros), la sociedad española vendió el futuro teatro en México. “Dejó el proyecto y fue así como Grupo Carso lo retomó, junto con nuestro contrato de equipamiento, porque veníamos sumados”.

Cuando Ocesa asume la operación del Teatro Telcel, entra Pepe Moyao, Federico González Compeán y su gente; estudian qué uso van a darle y lo primero que se encuentran es que el recinto no tiene la altura suficiente. Había que cortar el techo, teniendo arriba un centro comercial. Hubo oposición, ya que a algunas tiendas se les tapaba la fachada. Gente como Carlos Slim estuvo involucrado en esa decisión y logró convencerlos; él estaba muy interesado en este proyecto y vino varias veces a visitar la obra”.

Con los dispositivos fijos. “Prácticamente estaba terminada nuestra parte técnica, pero se desmontó para construir una torre seis metros más alta, que pudiera tener suficiente altura para esconder telones y los trastos que faltaban”, recuerda el director de Teletec; “se volvió a la obra civil y después, a montarlo todo otra vez, en un periodo muy corto y presionados de tiempo. Había una fecha límite y a diferencia de todas la inauguraciones que hacemos en este país, aquí había dos meses previos de ensayo”.

Sonido Meyer Sound Constellation. “Ahí viene una cosa muy interesante: la Energía Reflejada”, mira al pasado; “Ocesa no había pedido esto y Grupo Carso nos preguntaba si la tomábamos de regreso. Fue una inversión fuerte. Pasamos momentos difíciles, porque era el tercer intento de meter esta tecnología en el país. Fuimos insistiendo y se siguió instalando”, continúa David; “teníamos 298 altavoces y con el cambio arquitectónico, faltaban ocho. Meyer Sound, con el profesionalismo que los caracteriza, las puso al costo. Quiero mencionar que ésta es una empresa de la máxima seriedad y Antonio Zacarías, vicepresidente de ventas globales de la firma, es parte importante de esto”.

Se echó a andar. “Llegó la gente de la fábrica de San Francisco, ajustaron el sistema y un día lo encendieron”, David Alexander bromea; “¡de repente todos eran promotores del Constellation! Se dieron cuenta que es un súper sistema, que se pueden hacer maravillas con él: meter al público en otro mundo. Todo lo que pasa, está adelante, pero ¿qué tanto porcentaje de un espectáculo es el sonido?”, se pregunta. En cuanto a la butaquería, se guarda bajo el piso, mediante el uso de un juego de plataformas. Así, la sala puede configurarse para un concierto con público de pie o desplegar mesas, para otro tipo de eventos.

Por otro lado, la iluminación. “El teatro se diseñó para cualquier tipo de show y todo es ETC”, anota, “los equipos halógenos son de esta marca y las luces robóticas son Vari-Lite. Por otro lado, la butaquería se guarda bajo el piso, mediante el uso de un juego de plataformas. Así, la sala puede configurarse para un concierto con público de pie o desplegar mesas. La infraestructura es del teatro, pero el lote de reflectores lo diseñó la obra inaugural, Wicked”, explica por último David Alexander.

Una constelación exitosa

Comunicados durante todo el proceso de instalación sonora al lado de Teletec, en Meyer Sound México se encontraban entusiasmados de contar con un sistema Constellation por vez primera en México. Con un equipo humano conformado por Óscar Barrientos y Gabriella Galán en el diseño sonoro y soporte técnico en tierras mexicanas, la empresa estuvo cada día pendiente de las negociaciones y  la respuesta afirmativa del teatro. Cuando esto pasó, fueron Óscar y Gabriella quienes se encargaron de ser el nexo con Meyer Sound en los Estados Unidos y de revisar que de este lado de la frontera todo se realizara como lo establecido en el papel.

Gabriella, quien es ingeniera en Telecomunicación por la Universidad Politécnica de Madrid, tiene en Meyer Sound cinco años y se encarga junto con Óscar, de trabajar en diseño de sistemas sonoros y dar soporte técnico. Ella ha podido participar en la instalación de los productos de la marca en centros culturales, museos, iglesias, discotecas, y en eventos en vivo como festivales y conciertos. “Empecé a involucrarme más en Constellation y seguí junto con Antonio Zacarías y Óscar el interés de que hubiera uno en México. Ya que se aprobó para el Teatro Telcel, la fábrica nos pidió las condiciones de reverberación para comenzar a trabajar en el diseño. Tuvimos acceso a los planos del teatro y en California comenzó a hacerse un traje a la medida para el lugar. Se hizo el diseño en el grupo de Constellation de Meyer Sound, y se regresó aquí, donde nosotros nos encargamos de que se realizara, revisando que cada cambio arquitectónico se llevara a cabo en el diseño sonoro”, comienza Gabriella.

“La idea de Constellation es que no se perciba de dónde proviene el sonido, por eso el diseño tiene que ser muy preciso. Hubo pequeñas modificaciones en el bajo balcón y el proceso fue de seis meses efectivos para que todo quedara como lo planeado”, señala; “en ese tiempo realizábamos visitas al teatro para verificar cómo se estaba haciendo la instalación. Posteriormente hubo un ajuste del sistema en sitio y para eso vino gente de la fábrica, como Simon Matthews y Pierre Germain, especialista técnico de soporte senior e ingeniero acústico senior, respectivamente. Teníamos que revisar que llegara señal a todas los altavoces, que hubiera una red de cableado estable y que todo quedara funcionando para que cuando llegaran estas personas se hicieran los ajustes de tiempo de reverberación”, continúa la diseñadora sonora.

En cuanto al control, Gabriella comenta que “todo el equipo está controlado por la plataforma de audio digital D-Mitri, junto con switchers de redes, porque todo se realiza a través del protocolo Audio Video Bridging (AVB). Cuando algún altavoz no funciona, tenemos los planos y con el nombre que tiene el software se corrige. Todo está etiquetado, ¡son más de 200 altavoces! Nos adelantamos un poco en esa parte antes de que llegara la gente de la fábrica y se hizo una pequeña ecualización previa al ajuste. Primero se verificó que todos los altavoces estuvieran en la posición adecuada; luego se probó que todas las señales llegaran, después se hizo una prueba, dejando todo en silencio absoluto, y a cada altavoz se le dejó ruido rosa, para grabarlas y así hacer el procesamiento. Ya que esto quedó, la gente de fábrica dejó un preajuste. Pero el ajuste fino para Wicked, se hizo con otra persona de la fábrica, junto con nosotros y el diseñador de audio de la obra”.

¿Qué pasará con Constellation y cada obra que se presente en el teatro? “Para cada obra, el sistema estará adecuado prácticamente con un solo botón, porque es un sistema de Energía Reflejada, que nos permite adecuar el tiempo de reverberación de la sala, así que para lo que venga ya solamente se afinarán ciertos detalles, además de que también quedaron algunos preajustes ya programados”, Gabriella finaliza: “tuvimos que compaginar muchos factores: la instalación de los altavoces, el cableado, el ajuste principal y el ajuste fino para la obra que inició. Fue un proyecto complejo pero muy satisfactorio”.

Vestimenta formal. El Teatro Telcel fue inaugurado en octubre pasado y se convirtió en la casa de Wicked, el musical más exitoso en la historia. Pero esta es otra historia, que continuará, no hay que perder la pista.

Redacción: Víctor Baldovinos