Regards, música clásica fuera de lo común

Realizado con el apoyo del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA), y bajo el sello discográfico Quindecim Recordings, el álbum Regards fue lanzado recientemente al mercado mexicano con obras de los compositores Maurice Ravel, Igor Stravinsky, Maurice Delage y los mexicanos Ana Lara y Jorge Torres Sáenz, interpretadas por el ensamble Tempus Fugit, con la dirección de Christian Gohmer.

Trece son las piezas que conforman el CD, agrupados en cuatro partes: Trois poèmes de Stéphan Mallarmé (con las canciones Soupir, Placet futile y Surgi de la croupe et du bond), de Ravel; Trois poèsies de la Lyrique Japonaise (que incluye Akahito, Mazatsumi y Tsaraïuki), de Stravinsky; Chansons Madécasses (con Nahandove, Aoua y Il est doux), de Ravel; Quatre poémes indous (Madras, Une Belle; Lahore, Un sapin isolé;  Bénarès, Naissance de Bouddha, y Jeypur, Si vous pensez), de Maurice Delage, además de las obras Y los oros, la luz, de Ana Lara, y El mundo según Shitao, de Jorge Torres Sáenz.

El repertorio, creado en la primera década del siglo XX, demuestra las tendencias que en ese momento se gestaban en la música de concierto hacia la modernidad y tienen en común dotaciones de instrumentos poco convencionales. Se trataba de algún modo, de pasar la página, desde la música, a los acontecimientos históricos mundiales, como la Primera Guerra Mundial.

Con esto en mente, Christian Gohmer invitó a Valeria Palomino para la producción musical e ingeniería del proyecto, registrado en la Sala Nezahualcóyotl de la UNAM en 2011. Es la misma Valeria quien amablemente compartió su experiencia en torno a este singular disco.

Idea original
“La iniciativa del disco fue de Christian Gohmer y Tempus Fugit, Ensamble. Se escogió este repertorio de inicios del siglo XX y me invitó a producir el proyecto. Para mí ha sido un disco muy interesante porque la instrumentación es muy variada : un trío, un quinteto y dos ensambles distintos entre sí de más de diez instrumentistas en cuatro ciclos de canciones y dos piezas instrumentales. Ello impone el reto de crear un diseño de sonido distinto para cada obra y a la vez unificar la imagen sonora de todo el disco. La voz siempre requiere un tratamiento especial”, comienza Valeria.

Comenzar a planear. “Empezamos planeando fechas, lugar y días de grabación, así como los equipos y los estudios para mezcla y masterización. Inicialmente estudiamos con Christian las partituras, hubieron músicos invitados por las dotaciones singulares de las obras, además yo iba seleccionando los equipos y estudios adecuados al repertorio. Una vez que tuvimos esto listo, recibimos el presupuesto y empezamos a producir en dos fases: la primera en febrero y marzo y la segunda en abril y mayo del 2011. Esta situación fue por las diferentes alineaciones musicales que participaron. Primero escogimos las piezas que llevan ensambles más pequeños para el principio, se ensayaron durante dos meses, las grabamos, y luego comenzamos a trabajar con los ensambles más grandes. Christian trabajó las piezas sin presionarse a estudiar todo el repertorio al mismo tiempo porque son obras muy complejas. Fue una decisión artística para poderse concentrar mejor”.

La productora continúa: “Después fue la posproducción, que incluyó las horas de edición, mezcla y masterización, esto último en Argentina en Andrés Mayo Mastering”.

La locación elegida por Valeria Palomino fue la Sala Nezahualcóyotl de la UNAM: “Este tipo de discos, con orquestas o ensambles y repertorio académico me gusta grabarlos ahí; afortunadamente había disponibilidad, y grabamos sin problemas”.

Grabación
“Gracias a que dividimos el proceso en dos partes pude diseñar con base en la instrumentación”, señala Valeria. “Usamos dos micrófonos Schoeps MK2S y dos MK4, cuatro Neumann KM184 y cuatro AKG 414, preamplificadores Millenia, convertidores Apogee y Pro Tools. El equipo es estándar para este tipo de discos, pero lo que podría distinguir de esta grabación es que yo quería tener mucha presencia de los instrumentos, por ser un repertorio de siglo XX y no estrictamente clásico, me di el lujo de hacer un diseño mixto. Micrófonos ambientales, para tener el aire que permite que el sonido corra y se desarrolle por completo, pero también micrófonos individuales para tener cualidades más precisas como ataques, pizzicatos, y efectos diversos con toda claridad”.

“Hay que tener en cuenta que los instrumentos en este repertorio moderno no se usan en forma tradicional, así que considero válido otro tipo de discurso sonoro; el sonido podía ser más arriesgado, más incisivo, metiéndose más al instrumento”, continúa la responsable de producción.

“En la grabación trabajé con Salvador Belmonte y con Gabriel Castañón en la mezcla. Ambos excelentes ingenieros y antiguos colaboradores. En la mezcla debimos tomar en cuenta que aunque este repertorio lleva voz, los compositores no pensaron en un acompañamiento para ellas, sino que cada instrumento tiene prácticamente la misma importancia. La voz, en estos ensambles, debe ser considerada casi como otro instrumento. Desde luego se debe entender el texto con toda claridad, pero la voz no tiene porque ser predominante. Esta es una diferencia importante en relación a la música más tradicional. Sin embargo, en el diseño de mezcla, la voz sí lleva un poco de compresión y ecualización; fuimos poco convencionales en términos de los procedimientos casi siempre puristas con que se mezcla este tipo de repertorio”.

La mezcla fue hecha en el estudio de Gabriel Castañón, Red Room: “La hicimos en una semana, lo más tardado fue la edición. El proceso de calificación de las tomas me llevó mucho tiempo, entre 40 y 50 horas porque yo edito bastante, escojo partes de una toma y la junto con otra, es mucho detalle; sin embargo, la mezcla no tomó tanto tiempo porque el sonido en este tipo de proyectos se logra en la grabación en un 70 por ciento”, explica Valeria Palomino.

Punto final
La masterización, la cereza del pastel; el final de un proceso para que un disco sea llamado profesional. Para Regards, Valeria decidió enviar su trabajo mezclado a Andrés Mayo Mastering a Buenos Aires. “Primero platicamos con Andrés para hacerle saber lo que estábamos buscando; después enviamos el archivo, él comenzó a trabajar y cuando tenía algún avance lo escuchábamos. Hubieron cambios; en las primeras versiones la voz estaba un poco fuerte, así que le expliqué que queríamos la voz más inmersa dentro del ensamble. Hicimos notas, se realizaron algunos ajustes y el resultado fue estupendo”.

“Fue muy importante la comunicación con Andrés; me gusta masterizar en estudios especializados. También tiendo a cambiar el sonido y probar opciones en distintos estudios. En México hacemos de todo, grabamos, mezclamos y mazterizamos, pero es muy interesante lo que pasa en otros países, donde hay especialistas por área e incluso por géneros musicales”, finaliza Valeria.

Regards, proyecto atractivo, creado a detalle por profesionales y artistas interesados en fomentar la cultura, y da también la oportunidad de poner en marcha nuevas formas de registro musical.